lunes, 15 de septiembre de 2014

LA INNEGOCIABILIDAD DE LOS PRINCIPIOS



LA  INNEGOCIABILIDAD  DE  LOS  PRINCIPIOS

En nuestro mundo los negocios son el eje fundamental sobre el que giran las actividades humanas, todo es negocio: bienes raíces, muebles, alimentos, vestido, medicamentos, equipos de todo tipo, boletos, créditos, seguridad, salud, diversión, deportes, drogas, vinos, servicios y cosas en general.

Se negocia con votos, con apoyos, con opiniones, con desplegados, con sueldos, salarios y prestaciones; se negocia con apuestas, con encuestas y estadísticas; con franquicias, puestos, permisos, colegiaturas, comisiones, rentas, patentes, cuotas, favores, canonjías, fórmulas, alianzas y pactos.

Todo es materia de negociación, concesiones para todo: para casinos, aeropuertos, explotaciones mineras, construcciones, apertura y clausura de antros y burdeles, bares, cantinas, billares, estadios, certámenes de belleza, campeonatos mundiales y locales, la publicidad, -¿con el amor también?- con ¡TODO!

¡Lo único con lo que no se puede ni se vale negociar es con los principios!     

Principios: Concepto ausente, casi erradicado del acontecer político, sepultado en lo más profundo del olvido, calificados como necedad, rigidez de pensamiento, estrechez de mente, prejuicio paralizante dicen sus críticos.

Los principios no se negocian y tienen que ser la guía armónica que garantiza la convivencia entre los hombres y entre los pueblos.  

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