lunes, 15 de septiembre de 2014

EL AGUAFIESTAS



EL  AGUAFIESTAS

Siempre se mofa de los que tienen proyectos, se burla de aquellos que sueñan, hace sorna de quien tiene ilusiones, tachándolo de loco.

Es un apagador del fuego que emana de un corazón que quiere encenderse para tener luz, es un experto en desanimar todo entusiasmo.

Aniquila todo legítimo anhelo, niega cualquier oportunidad creativa, es un híper-escéptico, es tan práctico como un martillo, no sabe de ternura ni de abrazos.

Osco como una tabla rasa, mecánico y puntual como un cronómetro aburrido, estricto y exacto como un escalpelo, riguroso y frío como un témpano, está forrado de un blindaje distante.

Desprecia toda iniciativa que salga de la rutina, subestima cualquier intento de transformación, pulveriza toda  pretensión, aniquila el ingenio.

No sabe mirar a los ojos de frente, arrasa con toda aspiración, es torpe y salado, escupe fiebre, vocifera furia y llanto, su saliva es lágrima atorada, su sombra contamina de temor, pulveriza todos los proyectos.

No sabe recibir, ni sabe dar sin alarde; no conoce de espontaneidad, es una máquina de almacenar datos que guarda con recelo, no ha aprendido a soltarse y reír por bagatelas, es exageradamente solemne y serio.

¿Cómo ayudarlo a cantar, a bailar, a disfrutar de lo sencillo, de lo complejo, de lo que sea?

Rígido como una manecilla que solo obedece la cadencia del reloj, es presa de la propia cárcel que con asiduidad edificó para encerrarse en su mutismo, a veces ladra con la nobleza de un San Bernardo y otras se altera por el zumbido de una mosca.

No se deja sacudir, tampoco seducir, está envuelto en su capullo, el que fortalece como un féretro faraónico, ningún hechizo le hace efecto, la vida le escurre sin mojarlo, no se afloja, no permite, no deja crecer a los demás, inhibe el mínimo indicio de placer, prohíbe la dicha, castiga la felicidad con crudeza; si pudiera, nos borraría a todos de un plumazo.      


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