EL AGUAFIESTAS
Siempre
se mofa de los que tienen proyectos, se burla de aquellos que sueñan, hace
sorna de quien tiene ilusiones, tachándolo de loco.
Es un
apagador del fuego que emana de un corazón que quiere encenderse para tener
luz, es un experto en desanimar todo entusiasmo.
Aniquila
todo legítimo anhelo, niega cualquier oportunidad creativa, es un
híper-escéptico, es tan práctico como un martillo, no sabe de ternura ni de
abrazos.
Osco
como una tabla rasa, mecánico y puntual como un cronómetro aburrido, estricto y
exacto como un escalpelo, riguroso y frío como un témpano, está forrado de un
blindaje distante.
Desprecia
toda iniciativa que salga de la rutina, subestima cualquier intento de
transformación, pulveriza toda pretensión,
aniquila el ingenio.
No sabe
mirar a los ojos de frente, arrasa con toda aspiración, es torpe y salado,
escupe fiebre, vocifera furia y llanto, su saliva es lágrima atorada, su sombra
contamina de temor, pulveriza todos los proyectos.
No sabe
recibir, ni sabe dar sin alarde; no conoce de espontaneidad, es una máquina de
almacenar datos que guarda con recelo, no ha aprendido a soltarse y reír por
bagatelas, es exageradamente solemne y serio.
¿Cómo
ayudarlo a cantar, a bailar, a disfrutar de lo sencillo, de lo complejo, de lo
que sea?
Rígido
como una manecilla que solo obedece la cadencia del reloj, es presa de la
propia cárcel que con asiduidad edificó para encerrarse en su mutismo, a veces
ladra con la nobleza de un San Bernardo y otras se altera por el zumbido de una
mosca.
No se
deja sacudir, tampoco seducir, está envuelto en su capullo, el que fortalece
como un féretro faraónico, ningún hechizo le hace efecto, la vida le escurre
sin mojarlo, no se afloja, no permite, no deja crecer a los demás, inhibe el
mínimo indicio de placer, prohíbe la dicha, castiga la felicidad con crudeza;
si pudiera, nos borraría a todos de un plumazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario