EL
ABUSO
Cuando
ya empezaba a encariñarme con la vida, ahora resulta que se acaba. La cuenta regresiva pronto tocará su última
nota, las energías se disipan, el entusiasmo merma, las ilusiones se apagan.
Aprendí
que los instintos primordiales que nos impulsan, nos hacen abusar de todo y de
todos.
Los
patrones abusan de sus empleados, el gobierno abusa de su poder usurpado del
ciudadano, el trabajador al menor descuido abusa de su puesto.
Abusa
el vecino, el policía, el ladrón, el enemigo, el pariente, el cónyuge y el
amigo. A veces es mucho el abuso, otras
veces no tanto.
Abusan
los líderes, los diputados, los senadores, los ministros, el presidente, los
secretarios, los burócratas, los derecho-habientes, los inquilinos, los
huéspedes, los anfitriones, los banqueros, los ciudadanos, los franeleros, los
banqueros, los comerciantes, los supervisores, los concesionarios, los
industriales, las cortesanas, los profesores y los alumnos.
También
abusan los curas, los soldados, los periodistas, los homosexuales, los
trasvisteis, las lesbianas; todos ¡menos los muertos!
Cuando
en el camino hallamos un hombre que no abusa ¡lotería!
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