¿DÓNDE HALLAR
JUSICIA? (Metáfora)
Ante
quién demandar los actos de injusticia, cuando ha quedado una y mil veces
comprobado que, metafóricamente hablando, el diablo ha tomado el papel de dios.
Dios
representa: la justicia, la imparcialidad, la limpieza, la pureza, la verdad,
el bien; y el demonio todo lo contrario,
es decir: la injusticia, la parcialidad, la maldad.
Durante
los avatares del destino, los hombres nos vemos inmiscuidos en múltiples y
variados conflictos, controversias, querellas, inconformidades, abusos, etc.
propios de la vida en sociedad.
Estas
naturales disputas se deberían dirimir ante elevados tribunales que poseyeran
criterios justos fuera de toda duda, de imparcialidad incuestionable, de impecable
objetividad, con fiel apego al espíritu de la ley. He aquí que acudir a Dios
para que con su infinita justicia dictamine quien tiene la razón en una disputa
cualquiera.
El caso
es que el diablo se viste con la toga de dios, usurpando su presencia; acudiendo la ingenua víctima, creyendo en el
buen juicio, solicitando amparo, defensa, intervención del mismo demonio que,
en el fondo, ha sido cómplice sino artífice de su desgracia y sufrimiento.
El
supremo juez resulta ser el perverso demonio que en su bajeza, hace inclinar la
balanza de la justicia hacia donde el oro del soborno y la complicidad indican.
¿Cómo,
entonces, puede el ciudadano común, atenerse a la justicia de los
tribunales? ¿Cómo acudir a la
Procuraduría de Justicia con semejantes antecedentes? ¿Cómo pedir ayuda a la policía, a las
autoridades, a la Suprema Corte, a los Tribunales, a la Judicatura? Cuando todas estas instituciones están al
servicio del Diablo.
Indefensos
van los ilusos ciudadanos a acusar las fechorías, los delitos, los abusos, las
villanías en busca de protección por parte de quien las ordena y las fomenta.
¿Qué
autoridad moral tienen los titulares de la Instituciones de procuración e
impartición justicia? Sólo siendo
verdaderamente ingenuos se puede confiar en ellos.
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