LA VOCACIÓN
EXACTA
Sabían
que lo primero que eligiera libremente su hijo, sería para siempre, para toda
su vida, su madre lo presentía desde que lo parió, por eso con tanto esmero lo
prepararon en las escuelas más prestigiadas del país.
A veces
soñaban que su hijo sería un gran cirujano, lo veían con su mascarilla operando
en un quirófano de la clínica más famosa de la ciudad, luego lo podían imaginar
al volante de un Ferrari fórmula uno, en el gran premio de Mónaco, otras
ocasiones como campeón mundial de tenis en el Torneo Rollan Garros ¡Qué
Frederer o Nadal ni qué nada! -decían-.
Rumiaban
por las noches, ocultos bajo las sábanas su esperanza en aquel retoño: Ya lo
imagino dirigiendo un gran banco internacional en Hamburgo, Ginebra o
Copenhague -decía el padre – ¿qué tal sentado en el trono de San Pedro en el
Vaticano, repartiendo bendiciones a diestra y siniestra a los fieles creyentes?
– Susurraba la madre - ¡Maravilloso! -respondía su esposo-.
Algunas
madrugadas despertaban alucinando alguno de ellos que se lo habían figurado a
la cabeza de un gran equipo de arqueólogos descubriendo los arcaicos restos de
una dinastía perdida entre las arenas del Sahara y entonces se regodeaban de
ilusión.
Quizá
sea Embajador de nuestro país en la ONU, pensaban o tal vez el Secretario
General de la OPEP, del FMI o de la OIT, yo creo que será el Secretario General
de la OTAN- teorizaba el padre de aquel muchacho.
Será
quizá un gran artista, lo veo dirigiendo
la Orquesta Filarmónica de Londres interpretando a Mozart, o tal vez como un
extraordinario pintor en una de sus exposiciones en el museo de arte moderno de
New York, o en el D`orsay de Paris, o en Del Prado de Madrid o en el Heritage
de Moscú.-decía ella-
Lo veo a
ratos con la banda presidencial cruzándole el pecho y jurando a la bandera
cumplir con lo dispuesto en la Constitución - le comentó a su mujer- ¿Qué tal
como presidente ejecutivo de la más grande corporación industrial del
continente?- ¡Increíble, mi vida! - le respondía su marido.
Será
probablemente el más grande de todos los arquitectos, diseñador de puentes
gigantescos, de rascacielos enormes, de faraónicas estructuras, de las urbes
del futuro, no lo dudes - le confiaba el
esposo.
Seguramente
será un gran científico que descubrirá en su propio laboratorio la vacuna contra
el cáncer, la solución a la diabetes, quizá descubra nuevos medicamentos para
abatir las epidemias africanas y la cura del papiloma humano, es probable -
replicaba ella-.
-Yo
también lo imagino siendo llamado a dirigir la NASA, dado que fueran a enviar
una expedición más allá de las fronteras de nuestra galaxia, pero
simultáneamente y gracias a su capacidad científica, recibiendo ofertas de la
Agencia Espacial Europea y de la Rusa - ¡fabuloso! –exclamaba él-.
Elucubraban
en secreto el porvenir del estudiante: -Nada más imagínatelo dando un gran
discurso ante el Congreso y por televisión, sobre los alcances de su administración y todo
el público aplaudiendo sus logros- o ¿qué tal? por ejemplo, míralo siendo
capitán de un moderno submarino atómico, asomándose por el periscopio, listo
para ordenar los torpedos- ¡Fantástico!-gritó ella-.
Así el
tiempo transcurría y sus especulaciones flotaban a la deriva del azar, llegaba
por fin el momento de las decisiones, su hijo ya tenía la edad de
emanciparse, ya tendría la profesión
elegida que le guiara en su existencia.
Era ya
la hora de que les revelara su vocación – y bien ¿qué has decidido?- abrió su portafolio y sacó un folleto diciéndoles:
- ustedes serán mis primeros clientes, ya estoy en una pirámide multinivel,
vendo membrecías de casa en casa, se le llama ¡cambacear!-
El padre
sintió como un balde de agua helada en la cabeza, ella como si se le cayera el
mundo encima, a los dos se les llenó el cerebro de calambres ¡ahí
quedaron! Y él
con un block de pedidos en la mano, ¡azorado!
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