ABNEGACIÓN EJEMPLAR
Ser un
impecable ciudadano, adaptado, sometido a las leyes que nos fueron impuestas,
integrado a la grey de ganado que obedece las costumbres ancestrales,
esclavizado en hábitos heredados de dictaduras provenientes de legendarias
prácticas; es lo adecuado, lo permitido, lo aconsejable, lo prudente.
Jalando
la carreta con la cerviz inclinada, allá avanza triste y resignado, escondiendo
en una sonrisa su amargura, buscando aceptación, aprobación, palmadas,
sonrisas, propinas y uno que otro
aplauso.
Jorobado
de tanto extender la alfombra por donde pasarán sus amos, por no decir sus verdugos, ha perdido su
dignidad, se la usurparon y fue enterrada en el cementerio de la vergüenza, ha
renunciado a su libertad, ha claudicado su honor, ha rendido su independencia
por un abrazo de sus dueños.
Ahí está
tendido como petate, para que le pasen por encima, para que lo pisoteen y quizá
también para que lo escupan.
Pero el
cielo le espera, tal vez lo beatifiquen, o quizá lo santifiquen en unos siglos
más, todos dirán cuando haya muerto:- ¡Qué bueno era! ¡Siempre estaba dispuesto
a ayudar, era muy acomedido, se sacrificó por sus patrones hasta el último
instante de su vida!
Amó a
sus enemigos entrañablemente, perdonó a sus verdugos con el corazón, confió en
los traidores, creyó a los embaucadores, admiró a los cínicos, obedeció a los
tiranos, se humilló ante los déspotas,
aplaudió a rabiar a los corruptos, quiso a los hipócritas, acarició a los
pederastas, sonrió a los abusivos, se hincó ante sus opresores.
Era un
buen hombre, ahora debe estar en la gloria, al lado del Señor, del Padre, de los
mártires que también como él vinieron a este perro mundo a padecer con alegría
las penas terrenales; pero he ahí el premio eterno del que actualmente goza y
como el que nos espera a todos si seguimos su camino, su buen ejemplo.
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