lunes, 15 de septiembre de 2014

ABNEGACIÓN EJEMPLAR



ABNEGACIÓN  EJEMPLAR

Ser un impecable ciudadano, adaptado, sometido a las leyes que nos fueron impuestas, integrado a la grey de ganado que obedece las costumbres ancestrales, esclavizado en hábitos heredados de dictaduras provenientes de legendarias prácticas; es lo adecuado, lo permitido, lo aconsejable, lo prudente.

Jalando la carreta con la cerviz inclinada, allá avanza triste y resignado, escondiendo en una sonrisa su amargura, buscando aceptación, aprobación, palmadas, sonrisas,  propinas y uno que otro aplauso.

Jorobado de tanto extender la alfombra por donde pasarán sus amos,  por no decir sus verdugos, ha perdido su dignidad, se la usurparon y fue enterrada en el cementerio de la vergüenza, ha renunciado a su libertad, ha claudicado su honor, ha rendido su independencia por un abrazo de sus dueños.

Ahí está tendido como petate, para que le pasen por encima, para que lo pisoteen y quizá también para que lo escupan.

Pero el cielo le espera, tal vez lo beatifiquen, o quizá lo santifiquen en unos siglos más, todos dirán cuando haya muerto:- ¡Qué bueno era! ¡Siempre estaba dispuesto a ayudar, era muy acomedido, se sacrificó por sus patrones hasta el último instante de su vida!   

Amó a sus enemigos entrañablemente, perdonó a sus verdugos con el corazón, confió en los traidores, creyó a los embaucadores, admiró a los cínicos, obedeció a los tiranos,  se humilló ante los déspotas, aplaudió a rabiar a los corruptos, quiso a los hipócritas, acarició a los pederastas, sonrió a los abusivos, se hincó ante sus opresores.

Era un buen hombre, ahora debe estar en la gloria, al lado del Señor, del Padre, de los mártires que también como él vinieron a este perro mundo a padecer con alegría las penas terrenales; pero he ahí el premio eterno del que actualmente goza y como el que nos espera a todos si seguimos su camino, su buen ejemplo.

 

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