AGONÍA DE
UN PLANETA
El
planeta en que les había tocado vivir estaba tentando fondo, el calentamiento
global crecía minuto a minuto, sus entrañas se secaban, sus océanos no
resistían más la descarga de desperdicios, la flora vegetal desaparecía
aceleradamente, solo la fauna nociva aumentaba exponencialmente, la demás se
extinguía al ritmo del desordenado crecimiento urbano.
Eran ya
demasiados habitantes, saturaban las superficies antes fértiles valles y
llanuras, todo lo invadían, se reproducían peligrosamente, no tenían freno los
nacimientos y su medicina, había prolongado la agonía de enfermos y ancianos.
También
había razas olvidadas, perdidas en la miseria de viejos continentes donde
morían en racimos, debido a plagas y epidemias, estos habían sido arrebatados
de esas latitudes para ser esclavos en haciendas y plantaciones en épocas
pasadas, ahora eran haraganes que succionaban miserias sin aportar nada.
La
riqueza estaba demencialmente concentrada en muy pocos, los gobiernos de los
diferentes estados que componían aquella crítica civilización, eran solo
marionetas sujetas y sometidas a un estricto control financiero central, que a
su antojo y conveniencia manejaba todas sus monedas.
La
historia de ese mundo estaba llena de sórdida iniquidad, de abusos y traiciones
y sobre todo de mucha violencia, debido a la ambición troquelada en los genes
de la especie a que pertenecía ¡pobres! eran bárbaros, salvajes y soberbios;
cuando que la inmensa mayoría padecía de extrema penuria, unos cuantos
disfrutaban de exagerada opulencia, lo que era aplaudido por sus admiradores.
La
energía barata que les había permitido industrializarse y dar un espectacular
salto en la carrera del progreso, empezó a escasear de manera alarmante, los más
voraces y urgidos, se aprestaron a
exprimir hasta la última gota costeable y disponible de hidrocarburos, en los
que se sustentaba su sistema productivo.
Los
negocios eran su objetivo primordial, el consumismo fue el alma de su economía,
a pesar de las advertencias de doctos y
sabios ecologistas; pero la inercia de las estructuras comerciales no les
permitió evitar el caos, mismo que ya carcomía los vitales recursos de ese
otrora, vergel del universo.
Habían
transitado por diversas etapas evolutivas, obedeciendo al ritmo natural; si,
superaron munchos obstáculos, pero nunca erradicaron los atavismos primitivos
que tanto dolor les causaron.
Sus
habitantes continuaron siendo supersticiosos, fanáticos, temerosos, obsesivos,
neuróticos, violentos y canallas. Engañaban con extraordinaria facilidad. ¡Si!
es verdad, poseían gran inteligencia
para la ciencia y la técnica, pero no lograron traspasar el umbral de la bestia
zoológica primigenia, de la que provenían.
Hubo
indicios de consciencia expandida en algunos cuantos ejemplares que, vanamente,
intentaron transmitir la alarma, pero
los castigaron con la muerte.
Así
sucumbió esa prometedora civilización extraterrestre, yo me enteré de ella, a
través de este radiotelescopio.
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