jueves, 25 de septiembre de 2014

AGONÍA DE UN PLANETA



AGONÍA  DE  UN  PLANETA

El planeta en que les había tocado vivir estaba tentando fondo, el calentamiento global crecía minuto a minuto, sus entrañas se secaban, sus océanos no resistían más la descarga de desperdicios, la flora vegetal desaparecía aceleradamente, solo la fauna nociva aumentaba exponencialmente, la demás se extinguía al ritmo del desordenado crecimiento urbano.
Eran ya demasiados habitantes, saturaban las superficies antes fértiles valles y llanuras, todo lo invadían, se reproducían peligrosamente, no tenían freno los nacimientos y su medicina, había prolongado la agonía de enfermos y ancianos.
También había razas olvidadas, perdidas en la miseria de viejos continentes donde morían en racimos, debido a plagas y epidemias, estos habían sido arrebatados de esas latitudes para ser esclavos en haciendas y plantaciones en épocas pasadas, ahora eran haraganes que succionaban miserias sin aportar nada.
La riqueza estaba demencialmente concentrada en muy pocos, los gobiernos de los diferentes estados que componían aquella crítica civilización, eran solo marionetas sujetas y sometidas a un estricto control financiero central, que a su antojo y conveniencia manejaba todas sus monedas.
La historia de ese mundo estaba llena de sórdida iniquidad, de abusos y traiciones y sobre todo de mucha violencia, debido a la ambición troquelada en los genes de la especie a que pertenecía ¡pobres! eran bárbaros, salvajes y soberbios; cuando que la inmensa mayoría padecía de extrema penuria, unos cuantos disfrutaban de exagerada opulencia, lo que era aplaudido por sus admiradores.
La energía barata que les había permitido industrializarse y dar un espectacular salto en la carrera del progreso, empezó a escasear de manera alarmante, los más voraces y urgidos,  se aprestaron a exprimir hasta la última gota costeable y disponible de hidrocarburos, en los que se sustentaba su sistema productivo.
Los negocios eran su objetivo primordial, el consumismo fue el alma de su economía,  a pesar de las advertencias de doctos y sabios ecologistas; pero la inercia de las estructuras comerciales no les permitió evitar el caos, mismo que ya carcomía los vitales recursos de ese otrora, vergel del universo.
Habían transitado por diversas etapas evolutivas, obedeciendo al ritmo natural; si, superaron munchos obstáculos, pero nunca erradicaron los atavismos primitivos que tanto dolor les causaron.

Sus habitantes continuaron siendo supersticiosos, fanáticos, temerosos, obsesivos, neuróticos, violentos y canallas. Engañaban con extraordinaria facilidad. ¡Si! es verdad,  poseían gran inteligencia para la ciencia y la técnica, pero no lograron traspasar el umbral de la bestia zoológica primigenia, de la que provenían.
Hubo indicios de consciencia expandida en algunos cuantos ejemplares que, vanamente,  intentaron transmitir la alarma, pero los castigaron con la muerte.
Así sucumbió esa prometedora civilización extraterrestre, yo me enteré de ella, a través de este radiotelescopio.       

            

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