martes, 16 de septiembre de 2014

EL HOMBRE SIN ALMA



EL HOMBRE SIN ALMA

Era como un robot,  jamás se alteraba, podía pasar horas enteras inmóvil; nada lo perturbaba, todo se le resbalaba, el dolor le era ajeno, el sufrimiento  indiferente; los demás le tenían sin cuidado.

Debió tener madre y una familia, pero nunca hablaba de ello, no sonreía, tampoco se le vio llorar por nada, el cansancio no lo asustaba, quizá por que no lo conocía, ante nada se doblegaba, era como una cifra, como un número, como una clave, una fórmula simplemente.

Iba y venía sin gracia, hablaba solo lo necesario, no se equivocaba, vivía solo,  en una buhardilla de lejano barrio, andaba uniformado con su traje oscuro, no despedía ningún aroma, era opaco y frío como un témpano. Su voz parecía venir de ignotas cavidades ocultas en la profundidad de su cuerpo.

Rechazaba amistades, rehusaba invitaciones, evadía acercamientos, escapaba de compromisos, nunca enfermaba, jamás le oí toser, tampoco bostezar, mucho menos estornudar; no se lamentaba ni se quejaba de nada, podían pasar semanas y de este individuo, nada se sabía.

Despertaba la curiosidad de los aldeanos por su excentricidad, comía solo en sepulcral silencio, su mirada se perdía en lontananza, el frío no le llegaba, el calor no lo sofocaba; pero cumplía estrictamente con sus obligaciones laborales y fiscales; jamás pidió ayuda ni favores a nadie, nunca se le vio rezando o haciendo fila en cola alguna, tampoco en cines, teatros, clubs, o antros; se diluía entre los árboles del bosque, su presencia no asustaba ni a los tordos que trinaban entre la maleza.

Pasaba horas en la ausencia, nunca leía  ni se enteraba de nada, era renuente a conversar o a emitir algún comentario, no tenía preferencias ni era aficionado a nada, no tenía pasatiempos ni practicaba deporte alguno.

No era ni rico ni pobre, siempre impasible, impertérrito, ecuánime, imperturbable; a nadie le interesaba, a nadie le hacia falta, nadie lo extrañó desde antes del día en que se lo tragó la tierra.

No supe como se llamaba, solo sé que no dejó huella ni una anécdota siquiera que lo recuerde, dudo que haya sido de carne y hueso, creo que le faltaba un tornillo,

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