EL CUERPO
AVISA
El
cuerpo avisa cuando la homeostasis se altera. Prende las luces preventivas a
tiempo, con un malestar, un dolor, un mareo o algún otro síntoma.
Hay que
atender el aviso, este es una alarma natural y automática del sistema
inmunológico, las luces testigo del tablero parpadean indicando que algo está
causando la perturbación funcional, intentan llamar a la consciencia, puede ser
un intruso en expansión, una infección de un virus, de una bacteria o de un
microbio cualquiera.
Cuando
el cuerpo avisa, significa que hay una anomalía, los niveles correctos de los
múltiples fluidos y complejos subsistemas se disparan del rango normal
permitido por el equilibrio homeostático del cuerpo:
Alteración
de la presión, aumento de la temperatura, incremento de la glucosa, la cantidad
de determinada hormona derivada del sistema endocrino, acumulación de
triglicéridos y cortisol en venas y arterias, baja de insulina (traducida en
cansancio general), reflejos tardíos, raras coloraciones de la piel,
salpullidos, tumorizaciones, evacuaciones continuas o estreñimiento prolongado,
etc.
El
cuerpo avisa con jaquecas y migraña, falta de apetito, sed constante, ascos,
retortijones, neuralgias, lumbago, parálisis en determinada zona, pérdida o subida
exagerada de peso, hinchazones, ronchas, erupciones, rigideces, calambres,
adormecimientos, sudoración excesiva, caída de pelo, asfixia, taquicardia,
vista borrosa, mucosa y flemas, sangrados, cólicos y punzadas.
El
cuerpo avisa, en fin, cuando existe alguna interrupción del fluir libre de la corriente de líquidos vitales y de
la energía que recorre nuestros puntos clave, que la medicina china llama chacras.
Tal
complejo y fantástico mecanismo biológico, posee en sí mismo las respuestas
automáticas para su regularización; no obstante tenemos el poder de estar al
tanto de su cuidado, auxiliar al sistema inmunológico para resolver el problema
homeostático presentado y facilitar sabiamente la recuperación, de ser posible,
con la ayuda de un experto.
Cuando
el mismo sistema inmunológico ataca al propio cuerpo que le hospeda, es una
especie de gran traición; puesto que el mismo ejército encargado de defender al
cuerpo, lo ataca. Es como lo que hacen
nuestros gobernantes con la nación a la que supuestamente sirven.
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