martes, 16 de septiembre de 2014

EL CUERPO AVISA



EL  CUERPO  AVISA

El cuerpo avisa cuando la homeostasis se altera. Prende las luces preventivas a tiempo, con un malestar, un dolor, un mareo o algún otro síntoma.

Hay que atender el aviso, este es una alarma natural y automática del sistema inmunológico, las luces testigo del tablero parpadean indicando que algo está causando la perturbación funcional, intentan llamar a la consciencia, puede ser un intruso en expansión, una infección de un virus, de una bacteria o de un microbio cualquiera.

Cuando el cuerpo avisa, significa que hay una anomalía, los niveles correctos de los múltiples fluidos y complejos subsistemas se disparan del rango normal permitido por el equilibrio homeostático del cuerpo:
Alteración de la presión, aumento de la temperatura, incremento de la glucosa, la cantidad de determinada hormona derivada del sistema endocrino, acumulación de triglicéridos y cortisol en venas y arterias, baja de insulina (traducida en cansancio general), reflejos tardíos, raras coloraciones de la piel, salpullidos, tumorizaciones, evacuaciones continuas o estreñimiento prolongado, etc.

El cuerpo avisa con jaquecas y migraña, falta de apetito, sed constante, ascos, retortijones, neuralgias, lumbago, parálisis en determinada zona, pérdida o subida exagerada de peso, hinchazones, ronchas, erupciones, rigideces, calambres, adormecimientos, sudoración excesiva, caída de pelo, asfixia, taquicardia, vista borrosa, mucosa y flemas, sangrados, cólicos y punzadas.

El cuerpo avisa, en fin, cuando existe alguna interrupción del fluir  libre de la corriente de líquidos vitales y de la energía que recorre nuestros puntos clave, que la medicina china llama chacras.

Tal complejo y fantástico mecanismo biológico, posee en sí mismo las respuestas automáticas para su regularización; no obstante tenemos el poder de estar al tanto de su cuidado, auxiliar al sistema inmunológico para resolver el problema homeostático presentado y facilitar sabiamente la recuperación, de ser posible, con la ayuda de un experto.

Cuando el mismo sistema inmunológico ataca al propio cuerpo que le hospeda, es una especie de gran traición; puesto que el mismo ejército encargado de defender al cuerpo, lo ataca.  Es como lo que hacen nuestros gobernantes con la nación a la que supuestamente sirven.  

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