lunes, 15 de septiembre de 2014

MÉXICO (¿Sueño Guajiro?)



MÉXICO   (¿Sueño Guajiro?)

La recuperación de nuestro país parece ser una utopía en estos tiempos de implacable globalización, en los que la economía obedece a los voraces intereses de los grandes capitales trasnacionales.

Nuestra frágil y sufrida nación ha sido tradicionalmente víctima una y otra vez  en la historia, de la ambición y el abuso de poderes ajenos a nuestro pueblo.

A través de los siglos nos hemos mostrado como una ciudadanía dócil, resignada al sometimiento secular y cíclico de las arremetidas de ajenos intereses, con la cobarde complicidad y traición de políticos mexicanos.

Pensar siquiera en revertir las privatizaciones hechas por estas lacras, parece una locura, hablar de ello, una insensatez; sería retroceder en la evolución del mundo, argumentan, hablar de soberanía es a estas alturas, es anacrónico.

Millones de mexicanos nacionalistas vemos con ilusión y buenos ojos la Renacionalización de Ferrocarriles, de Fertilizantes, de la Banca, de la Educación, de la riqueza de nuestro Subsuelo plagado de Minas, de Puertos y Aeropuertos, de la Electricidad, de las Telecomunicaciones, de las Mensajerías, del Comercio, de los Transportes, de las Costas y Playas, de los Ejidos y Comunidades, de nuestras Costumbres, de nuestro México.

Ahora que nuestro Petróleo está en inminente peligro de pasar a manos privadas especialmente extranjeras, se hace necesario para todos los mexicanos alzar la voz, tomar las tribunas, gritar con fuerza, sacudir las conciencias adormiladas de la población que, siendo la soberana, agacha la cerviz ante el criado disfrazado de representante y acepta resignadamente el nuevo despojo.

Recobrar nuestro patrimonio, ese es el objetivo a seguir, no tan solo impedir que sigan usurpando el derecho popular; tenemos que transformar nuestra mentalidad de abnegación, debemos invocar los principios de nuestra Independencia y de nuestra Revolución, debemos obrar una metamorfosis consciente de un pueblo atrasado y proclive a la corrupción a uno avanzado y honesto.

Si fuésemos limpios, honrados, incorruptibles en esencia, nuestras instituciones y nuestro gobierno estarían integrados por gente decente y capaz.    ¡Sueño guajiro, utopía!

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