EL COLAPSO
La
paulatina pero inminente destrucción de todo, obedece a la 2a.- Ley de la
Termodinámica, nuestro sistema solar no es excepción; pero todavía faltan
muchos millones de años para que eso
suceda; mientras, podrían las futuras
generaciones humanas convivir en armonía y paz; todo dependerá de nuestra
capacidad de inducir la historia por la ruta adecuada para mejor futuro,
nosotros ya cruzamos el Rubicón.
La gran
mayoría de los expertos en educación, en economía, en comunicación, en
publicidad, en ingeniería, en mercadotecnia, en política y sobre todo en
finanzas, argumentan y alegan en defensa
y apoyo a que la solución de todos los problemas de nuestro atribulado país,
radica en una buena educación para las nuevas generaciones.
Ellos
con toda su “buena fe”, sostienen que la Educación debe estar dirigida hacia el
crecimiento económico, es decir más
producción, más comercio, más servicios, más de todo (infraestructura, consumo,
mercados, basureros, tala, contaminación, automóviles, fertilizantes,
insecticidas, medicinas, actividad fabril, armas, venenos, todo), para lograrlo
– dicen – es indispensable adecuar la educación para hacernos más competitivos en un mundo cada vez más globalizado, tenemos que aumentar la productividad de nuestra mano de obra,
para así atraer mayor inversión
extranjera; he ahí el secreto, tenemos que ganar a los demás países
emergentes en facilidades para los corporativos trasnacionales, que ya enfocan
sus baterías financieras hacia las mejores ofertas tercer mundistas, con sus
miras centradas en la calidad y cantidad de los recursos naturales de sus víctimas, en lo barato de su mano de
obra, en la estabilidad social de esos territorios, en los mercados posibles,
en la docilidad de sus gobiernos.
La mesa
debe estar puesta y para ello es necesario hacer reformas
a las leyes constitucionales, a fin de que el arbitraje de las
controversias que surjan, se diriman en tribunales internacionales convenientes.
Las escuelas y los planes de estudio
para los alumnos, son diseñados con el objetivo de que los egresados salgan a
insertarse como anillo al dedo, como una pieza troquelada con exacta precisión
a la economía en crecimiento ilimitado
y depredador; formar contingentes
acríticos, esclavos ejemplares, sujetos adaptables a las condiciones que la
globalización exige.
Estos
planes llevan irremisiblemente a acelerar las consecuencias que ya sufre el
planeta, en cuanto al calentamiento global, la contaminación de aire, agua y
suelo, la explotación del hombre, la deshumanización de la vida de la sociedad,
la polarización de riqueza y pobreza y especialmente a que prioricen las
ganancias económicas de las trasnacionales en perjuicio de la vida del hombre.
La felicidad humana ninguna importancia representa frente a la utilidad derivada
de la economía en aceleración perenne.
¿Qué habrá de hacerse para salvar a la
humanidad del colapso que ya algunos vislumbramos, si no cambiamos radicalmente el rumbo? Creo
que precisamente en la educación está la salida, la solución al problema humano: la
supervivencia de nuestra especie. Hemos
heredado a través de los eslabones generacionales una serie de paradigmas tan
contradictorios como absurdos, los venimos arrastrando hace milenios, no es
fácil modificarlos de golpe, pues la inercia histórica nos aplasta y aniquila
cualquier esfuerzo individual que se le oponga, lo peor es que
la inmensa mayoría de los habitantes de este planeta, desea fervientemente mayor crecimiento a costa de todo.
Se educa
para ganar, para triunfar, para ser líderes, para competir, para opacar
oponentes, para ser engranes, tornillos o tuercas de la maquinaria que habrá de
venir a contratar personal del extranjero; educar para obedecer sin criticar,
para someterse sin replicar, para aguantar tensiones, responsabilidades y
presiones, para lograr mayores utilidades, para hacer más rentables las
empresas; esa es la consigna, es la lógica a seguir, no importa que el mundo se
esté colapsando, cada quien a lo suyo, a su especialidad reduccionista.
Únicamente
lo que tiene mercado hay que atender, si no hay mercado hay que generar demanda
artificial mediante la publicidad y la mercadotecnia; la libre competencia es
un mito, los monopolios son la realidad.
Allá en los clubs de golf se juntan a jugar los magnates, mientras se hacen garras los trabajadores por
obtener un puesto en sus fábricas.
Las
generaciones que vamos de salida, las que están en tránsito y las nuevas que
inician su preparación con los aberrantes paradigmas de siempre, no veremos mas
que el paulatino deterioro de las condiciones de vida del planeta entero; la
generación en ciernes, los niños que están por nacer y aún los que todavía no
son ni concebidos, son la gran oportunidad para la humanidad.
Ellos
tendrán que ser educados con valores de solidaridad, de igualdad, sin nacionalismos,
sin religiones que enemistan y separan, sin sectarismos, sin clases sociales,
sin diferencias de raza o color, sin apego a la propiedad, sin violencia, sin
ambiciones materiales, sin competencia entre ellos, sin afán de lucrar, sin
abuso, sin mentira, sin egoísmo enfermizo, sin prejuicio de ningún tipo; si no,
seremos una especie más en extinción.
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