SOY UN ESPACIO
VACÍO
Ya la vida hace señas, algo
extraño le pasa….está empacando, haciendo las maletas.- ¡ya fue mucho!- dice….-
¡recojan sus cosas!- ¿Cuáles?- me pregunto-.
Yo vine sin ser, llegué sin
absolutamente nada encima, arribé desnudo ¡Qué pena! ¡Qué vergüenza! ¿Cómo me
atreví a nacer?
Me vieron Doctores y Enfermeras, lo
bueno fue que de inmediato me cubrieron con pañales, me taparon con cobijas, me
limpiaron de placenta, nací todo embarrado de una especie de nata viscosa, de
protoplasma y no creo que haya olido muy bien.
Todo lo demás que me pusieron, me
dieron y tuve: fue solo paja, simple aserrín, relleno inútil, así que no tengo
nada que llevarme ni siquiera mis recuerdos, tampoco mis heridas, menos mis
dolores, alegrías y placeres.
No cambié al mundo un ápice, no
desvié el curso de la historia ni un momento, no interrumpí el veloz paso del tiempo ni un instante, fui lo que
soy, el menos significante de los ex – seres, el más irrelevante de los productos
de la vida.
En realidad fui lo que sigo siendo
ahora, una especie de nada, un vacío absoluto que se llenaba virtualmente de
ilusiones, de conjeturas, de hipótesis, de teorías, de probabilidades, pero que
en el fondo sabía que no existía siquiera.
No hay porque avergonzarse de
morir, no tiene nada de malo dejar de vivir, no se burlen de mí los inmortales
eternos.
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