EL NUEVO
PARADIGMA EDUCATIVO
¿Cómo
salvar al hombre, cómo cambiar al mundo, cómo transformar la civilización, qué
hacer para evitar el colapso al que se precipita la humanidad?
Hasta
estas actuales generaciones y desde su origen el hombre ha corrido a ciegas por
un planeta rico en reservas de todo, una tierra generosa y fértil, bañada por
límpidos mares y acariciado por una atmósfera cristalina y sana, con la
salvedad de las catástrofes naturales, propias de su condición astronómica.
Hoy que
somos una enorme cantidad de seres humanos, que nos hemos multiplicado sin
medida, que hemos abusado de este fantástico invernadero cósmico, estamos en un
verdadero peligro, a punto de colapsar a nuestro anfitrión.
Nuestro
crecimiento industrial ha sido a costa de gran destrucción de la tierra, sobra
repetir lo que se ha dicho hasta el hartazgo; pero el sistema depredador
económico que se echó a andar se ha salido de control, su inercia parece
imparable, el vuelo hacia el caos, inevitable.
Mueren
los líderes, los guías, los dignatarios, los presidentes, los monarcas, los
potentados, los magnates sin embargo los engranes del mecanismo no se detienen,
más bien aceleran su paso hacia el colapso.
Se puso
en marcha el monstruoso aparato socioeconómico sin freno, sigue acelerado el
crecimiento, galopan hacia el abismo los mismos apocalípticos caballos que
arrancaron hace milenios. Hemos llegado a la zona donde no hay retorno, el
Rubicón de la sociedad contemporánea y la pregunta es: ¿Cómo parar esta
vorágine?
La huella
humana está por todos lados, arriba y abajo, se perfila ya la ruina en potencia
que fatalmente nos amenaza. Sabemos que el polo norte se derrite, los mares se
envenenan, el aire se enferma, los suelos se intoxican, el subsuelo se
contamina.
¿Qué provoca
todo este absurdo? – la respuesta se esconde detrás del mismo hombre, su
educación hacia el éxito, al triunfo, a la competencia, a la ganancia, al
egoísmo, a la propiedad; así siguen educando a la niñez, en sectarismos, en
nacionalismos, en razas, en religiones, en clases sociales; dividiendo,
separando, apartando, delimitando.
Para
salvar a la humanidad del caos a que va encaminada, se hace indispensable
gestar una nueva cultura mundial entre y con la participación de todos los
pueblos de la tierra, para quitarnos la venda de los ojos y educar a la niñez
que aún no nace, con nuevos paradigmas a
todo lo ancho del mundo. Sin distinciones, sin discriminación, sin colores de
piel, sin apegos, sin separatismos, sin odios, sin resentimientos, sin venganzas,
sin prejuicios.
La nueva
educación debe basarse en el altruismo, en la ayuda al semejante, en la
igualdad, el compañerismo, la armonía, la concordia, el naturalismo, la
cooperación, la colaboración, la ecología, la honestidad, la honradez, la
verdad, la humildad, la modestia, la frugalidad, el virtuosismo; aunque parezca
utópico el mucho pedir.
Solo
transformando de raíz a las futuras generaciones humanas, podremos garantizar –
salvo contingencias catastróficas naturales – la continuidad de la especie
humana.
Revertir
los daños hechos al planeta, solo puede realizarse cambiando radicalmente la
mentalidad del hombre y lo podremos concretar a través de las futuras
generaciones, prístinas de todo el cúmulo de vicios y defectos que venimos
arrastrando desde nuestro origen.
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