lunes, 15 de septiembre de 2014

LA RECESIÓN (una ironía)



LA  RECESIÓN   (una ironía)

La recesión económica ha tenido consecuencias inefables en todos los sectores de la economía, el próspero crecimiento que había estado teniendo la industria militar – valga decirlo – motor de la dinámica mundial, ha sido uno de los más afectados.

Baste decir que las líneas de ensamble de vehículos de tierra han disminuido su velocidad de modo alarmante, mucho se ha visto afectada la producción de tanques, camiones de asalto, jeeps y camiones de redilas para transporte de tropas, tráileres para el traslado y disparo de misiles de corto,  mediano y largo alcance.

Dramáticamente ha disminuido la fabricación de bazucas, ametralladoras, lanza llamas, minas, pistolas, radares, cañones, bombas, granadas y balas.

La situación se cierne cada vez más alarmante, los focos rojos del pentágono se han encendido en señal de peligro; chalecos antibalas, cascos, botas, uniformes, miras telescópicas, armas químicas,  hasta insignias y medallas han perdido mercado.

Lo más terrible de todo es que la crisis abarca no solo al parque y  municiones y a todos los proveedores de partes y componentes de la industria militar, sino que también se deja sentir en la cancelación de pedidos de acorazados, cruceros, destructores, torpedos,  portaviones, submarinos, baterías antiaéreas, lanchas rápidas y drones.

Hay voces ya que advierten que las fuerzas aéreas sentirán así mismo, los efectos de la cruel recesión, cientos de contratos están siendo cancelados para la adquisición de aviones cazas y bombarderos supersónicos.

Las consecuencias de esta desaceleración económica se siente en las fábricas de armamento, los despidos de miles de empleados son masivos.

 ¿Qué irá a ser de esas pobres familias que de tal actividad obtenían el sustento?  Cientos de ingenieros y diseñadores de letales y sofisticados artefactos bélicos irán a la calle, obreros calificados especialistas en cargadores y gatillos quedarán desocupados, engrosando las filas del desempleo.

Aunado a esta debacle, millones de militares de todos los rangos quedarán varados: soldados, cabos, sargentos, subcomandantes, brigadieres, capitanes, coroneles y generales, no encontrarán donde aplicar su conocimiento y experiencia. ¡No se diga ya de la gendarmería!

Es por estas sombras que amenazan nuestra economía, que se ha convocado a las más altas jerarquías internacionales para la seria y abierta discusión del problema,  a fin de intervenir directamente en las causas que  provocan el estancamiento y así reactivar con urgencia la poderosa industria militar, implementando todas las medidas pertinentes, para revertir esta catastrófica tendencia recesionista.      

Sólo es inventar el pretexto exacto y apropiado para iniciar la recuperación,  con la ayuda de todos y rogando con fe, pronto echaremos a andar la economía, a un ritmo jamás soñado.            

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