PETICIÓN CÓSMICA
Mándame
nacer en la tierra, le imploraba al dios todo poderoso, aquél desventurado
habitante de un miserable planeta, perdido en la constelación Bartholi.
¿Por qué
aquí pusiste esta gravedad tan pesada?
Mira como me arrastro aferrado al suelo, parezco más que un ser vivo, una
sombra o una calca; acá no llueve agua, es puro lodo radioactivo lo que cae de
esas nubes de negro polvo, las plantas se reducen a estas malditas algas
hediondas que me tienen asqueado junto con esos repugnantes gusanos, es todo mi
alimento, aquí solo plagas, infecciones, pestes y letales virus, que no me
dejan un momento en paz.
No, no
seas infame, no me hagas reencarnar en este pantano de inmundicias, donde la
temperatura cala hasta la médula; quiero alejarme de estos monstruos, cuya
única actividad es acosar, hasta devorarme con esas mandíbulas de donde sale
esa bífida y babeante lengua, rodeada de puntiagudos colmillos.
Cuentan
que allá en la tierra hay cielo azul, selvas y bosques que oxigenan la
atmósfera, árboles enormes que purifican el ambiente; aquí en cambio es un
páramo infernal lleno de ponzoñosos insectos, que vuelan por todos los rincones
en mi busca, para saciar sus criminales instintos.
Allá
viven felices, dentro de un paraíso; aquí me ahogo con ese diabólico humo que
emana de los cráteres abiertos de donde salen nauseabundos y letales olores que
me asfixian por dentro. Mira como se me han hecho las orejas, en el afán de
acallar el ensordecedor ruido que no deja de atormentarme un solo instante; date
cuenta del trastorno que padezco con tanto ataque por parte de esos fantasmas
esquizofrénicos que me diste por vecinos y que la pasan vengando en mí, sus
calamidades.
¿Por qué
a los terrícolas les diste tanto? Agua, mares, ríos, cascadas, lagos, costas y
fértil tierra. En cambio aquí, a duras
penas, un desierto plagado de escorpiones y serpientes venenosas que me
persiguen momento a momento ¿Por qué? Dios. Me he muerto mil veces y una y otra
vez, a pesar que te hago tantos sacrificios, vuelvo a encarnar sobre este
repugnante planeta, lleno de desgracias.
Cámbiame
¡oh! Osiris, llévame con tu poder a reencarnar en la tierra, en África, en
Asia, en Indonesia o en polo sur, por tu madre Isis, te lo suplico.
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