MUNDO EN ORDEN
-¿Por qué
urge ordenar el mundo?-
- Es un
hecho que el desorden y la incongruencia que imperan en el mundo, nos están
llevando al caos, a la destrucción, como lo plantea la Teoría de Olduvai de
Richard C. Duncan.
El desorden
lo hemos heredado de las miles de generaciones que nos han antecedido, hemos
llegado al umbral crítico y ahora toca pagar las facturas de la cadena de
errores e irresponsabilidades propias de la barbarie primitiva, con todas sus
consecuencias.
Gran parte
de nuestra creatividad la hemos invertido en la destrucción, los grandes
avances en ciencia y tecnología han sido desviados hacia la industria
armamentista, nos hemos desenvuelto en un arraigado contexto de desconfianza;
lo que debiera ser herramientas, lo hemos convertido en armas cada vez más
letales.
La
infraestructura económica que sostiene al hombre en este clima de incertidumbre
por el futuro, no funciona como sistema inteligente que resuelva la
supervivencia armónica de la humanidad.
El
capitalismo en el que estamos inmersos, se fundamenta en el afán de lucro, la
máxima ganancia, la especulación; lo que impide tomar distancia y ver el
fenómeno completo, de manera holística y no reduccionista como cada parte lo ve
desde su trinchera.
Los
acontecimientos que han sucedido y siguen sucediendo, nos demuestran que en el
Siglo XX se produjeron dos guerras mundiales que dejaron millones de muertos,
heridos y víctimas, además de conflictos revolucionarios y políticos con su
respectiva cuota de sangre y sufrimiento; hasta el día hoy no han cesado los
conflictos regionales con graves consecuencias para el mundo.
Los grandes
logros científicos y los avances tecnológicos nos han llevado a terrenos
electrónicos asombrosos; pero las amenazas de la guerra y la violencia, siguen
pendiendo de la humanidad como la espada de Damocles.
Es necesario
que el hombre como un todo, como ser universal, habitante de un planeta
paradisíaco, se detenga un momento a reflexionar sobre su destino como especie
dotada de conciencia y reconsidere su convivencia a largo plazo en la tierra, sus
actividades armonizadas en una sinfonía única, que busque su preservación en
los tiempos por venir.
No debemos
prepararnos para la guerra, toda esa energía y eficiencia humana que se
canaliza hacia la violencia, debe re-direccionarse hacia la paz y la concordia,
la cooperación y la colaboración, aunque suene utópico; de lo contrario, vamos
hacia el suicidio de nuestra civilización.
Sabemos perfectamente
los daños que causan algunas de nuestras actividades y las intensificamos por
inercia histórica; en vez de limpiar y
aliviar nuestro hermoso planeta, cada vez lo ensuciamos y enfermamos más.
Conocemos
que los combustibles fósiles son causa principal del deterioro ambiental y
continuamos expandiendo la industria automotriz con motores de combustión
interna, como consecuencia proliferan sin medida vehículos por todo el orbe,
las grandes ciudades se plagan de coches, convirtiéndolas en estacionamientos
enormes, donde el hombre se ahoga en humo.
Seguimos
transformando en páramos bosques y selvas, envenenamos las tierras con desechos
tóxicos, acumulamos miles de millones de toneladas métricas de desperdicios y
basura en los campos antes fértiles, arrojamos a ríos, lagunas y mares
empaques, plásticos y sustancias que tardan siglos en degradarse, cometemos una
serie interminable de errores que provocarán la inminente catástrofe que ya se
avecina.
Hay voces
que gritan advirtiendo el peligro que significa este consumismo desenfrenado
del que respira el capital y continuamos acelerando la carrera hacia caos.
Nos dicen
que debemos dejar de emitir gases, frenar el crecimiento demográfico, parar la
proliferación de la ganadería, principal emisor de metano; nos advierten del
inminente agotamiento de los recursos energéticos, del debilitamiento de la
capa de ozono, del calentamiento mundial, del derretimiento de los polos y no
obstante la actividad económica sigue viento en popa, abriendo más fábricas de
automóviles, con toda su secuela.
La industria
armamentista es de las prometedoras comercialmente, progresa con nuevas
tecnologías cada vez más letales e infames.
¿Qué es lo
que nos impide llegar a la edad adulta como humanidad, para comportarnos
inteligentemente de manera holística, es decir como conjunto de seres humanos
sensatos y obrar como unidad y no como egoístas individualidades?
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