ESOTERISMO
Hay algo “más allá”, oculto entre los misterios insondables, premoniciones,
profecías, secretos escondidos, los dioses atentos, Hermes Trimegisto, las
pirámides, los jeroglíficos, las profecías, los templos sagrados de los
Esenios, los mamotretos escondidos, los rollos del mar muerto, los significados
de las estelas grabadas en la cantera de ruinas de remotas y desconocidas
civilizaciones; dragones, unicornios, el minotauro, el cancerbero, el demonio y
bajo la tierra los reptílicos seres alienígenas.
El firmamento pleno de ovnis, ufos, platos, luces extraterrestres; brujos,
hechiceras y chamanes azuzando el fuego con delantales y sombreros; más allá,
la danza desenfrenada de los concheros, saltando al son de las chispas, los
tambores y el caracol.
Se desplazan los horóscopos vaticinando gracias y desgarres, el zodiaco
prende la noche de constelaciones anunciando los signos fatales, los milagros
están a la orden del día, las curanderas preparan pócimas y brebajes para todo
encantamiento; ungüentos, pomadas, cataplasmas y jarabes se recetan a
discreción; amuletos y talismanes de la suerte alejan los espíritus perversos.
Guijas, oráculos y tarots se consultan sin descanso, la palma de la mano
tiene líneas que hablan del porvenir, los residuos del café recitan dulces
ilusiones. Los vaticinios no se equivocan. Cuerpos etéreos, auras y aureolas
resplandecen al lado de las bolas de cristal que todo adivinan, las cartas
predicen los sucesos. Velas y veladoras son encendidas entre sombras parpadeantes,
inciensos de mirra y pacholí, impregnan con delicioso aroma la atmósfera
fantasmal que rodea el altar de sacrificios.
Llegan invocados los fantasmas, resucitan sus voces al llamar su regreso
las médiums, los poderes ocultos surgen de ultratumba, serpientes y alacranes
suben por las piernas, lenguas y colmillos enseñan las fauces abiertas bajo las
cruces, el canto del búho y el aullido del lobo penetran el silencio,
cortándolo con filo de guillotina.
Changó, vomita lebras y culebras, la locura hace su aparición con el ritmo
del vudú, las profecías se cristalizan, las adivinanzas se cumplen, los
destinos se verifican, las premoniciones se ejecutan, las corazonadas
estremecen; nada queda sin determinar, nada qué comprender, solo observar, porque todo fue predicho por las escrituras
sagradas redactadas en el más allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario