EL
TERROR
¿Cómo es que
alguien puede congratularse con el terrorismo? ¿Cómo es posible que alguien
pueda alegrarse de actos tan deleznables como los que frecuentemente ocurren en
nuestro tiempo?
¿Qué
pensamientos cruzarán por las mentes suicidas de creyentes fundamentalistas,
para perpetrar y aplaudir esta clase de acciones contra inocentes?
¿Qué ideas
se fraguan en estos patéticos y enfermos cerebros para asesinar niños,
ancianos, mujeres y hombres que pasean distraídamente sin ser peligro para nadie?
¿Por qué
ocurren estas tragedias? ¿Habrá algo que las justifique?
Es tan grande el odio que nos tienen, que están dispuestos a morir en su
abominación.
¿De dónde proviene esa rabia? ¿Les molesta nuestra existencia? ¿Qué se sienten al ejecutar estas masacres
indignas de un ser humano?
Es
inentendible para la inmensa mayoría de los mortales, provienen de
perversidades abyectas que ni siquiera las bestias más primitivas cometen. ¿Qué semillas de infamia inocularon en sus
mentes desviadas, para convertirlos en terroristas y criminales?
Cualquier
doctrina, religión o creencia que fomente y excuse este tipo de actos, no tiene
ni explicación ni cabida en la civilización, son ideas cargadas del veneno, de
odio, de rencor, de despecho. Quienes
inducen, ordenan, contribuyen o ejecutan actos terroristas de la magnitud que
sea, no tienen perdón, ni en el ámbito humano, como tampoco en la religión que
profesen, sea cual sea.
Si el papel
de las religiones no es la concordia entre los hombres, mejor desaparecerlas. Por eso no hay mejor ejemplo de confianza,
que el ateo.
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