miércoles, 23 de marzo de 2016

LAS BOCAS

LAS BOCAS

Curiosa y extravagante naturaleza cuyas rutas de evacuación de la basura, producto del catabolismo orgánico, lugar donde  repugnantes desechos de excremento y orina, se juntan en ese pestilente drenaje, en el que el sexo y el amor sublime tienen su asiento.
Precisamente ahí, donde se enciende la pasión y el deseo de perpetuación de la especie, ahí por donde el cuerpo expulsa y desagua los residuos. ¿Es acaso una paradoja de la naturaleza?
Lo repugnante y lo sublime se abrazan en estrecha comunión. ¿No es, al menos, extraño? La boca es instrumento musical del cuerpo, por ella cantas, chiflas, tarareas y ríes; al través de ella expresas con palabras, frases y discursos tus pensamientos y memorias, con ella mamas, besas, bebes, masticas, tragas, eructas, gimes y vomitas.
Por el ano defecas, la válvula que abres para dejar escapar pestilentes gases y los restos inservibles. No, no son venenos siempre tóxicos, son nitrogenados abonos para fertilizar las siembras, nada se destruye, los materiales se transforman, cambian de forma y de función. La orina tampoco es veneno, es líquido filtrado que excretas por la uretra, residuos renales almacenados en la vejiga, para ser expulsados por tu intimidad tan apreciada.  
Ahí, precisamente en esa zona genito urinaria, por sus olores, por sus feromonas, por sus aromas, atrae y repugna simultáneamente, dependiendo de muchos otros factores tanto físicos como psicológicos. Durante la juventud y en gran parte de la vida adulta, la atracción hacia esos sitios, donde se confunde la sensualidad con los drenes del organismo, es indómita.
Así vemos a otros animales que en los ciclos reproductivos se ven atraídos intensamente por los aromas exhalados por las partes genitales femeninas y la tendencia hacia esos rincones del cuerpo se hace verdaderamente imponente.  Ahí la belleza cosmética es sustituida por la voluntad instintiva que sin pedir permiso nos llama.     

    

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