HOLISMO
Las discrepancias sustanciales de los credos en eterna pugna, entran en el
ámbito de lo absurdo.
Cuando la interpretación del mundo no se hace libremente, se cae en la
enajenación, se está alienado; la crítica de la razón pura brilla por su ausencia.
La dialéctica no tiene entrada para sintetizar las tesis, son posiciones
irreconciliables; sus razones obedecen a la lógica reduccionista.
Esta reducción es real, existe, es evidente; dentro de ella hay conflictos
en sus respectivas sub-reducciones y así hasta llegar a hipo-sub-reduccionismos,
como lo es el conflicto entre los Sunnitas y Chiitas, ambas ramas del Islam.
Cuando las culturas se cristalizan en las familias, los críos son educados
de acuerdo al reduccionismo correspondiente a esa sociedad.
Judíos, Cristianos y Musulmanes comparten el mismo tronco religioso,
cualidad que les debería unir y no estar siendo enemigos desde el origen de la
historia; esta aberración – que nada tiene que ver con el hombre universal y
libre – afecta negativamente la paz del mundo.
Mientras se continúe viendo al mundo desde las trincheras reduccionistas, el hombre no
saldrá de su atraso como ser universal, más allá de posiciones fragmentarias,
absurdas, encerradas en sí mismas, arrinconadas en fanatismos míticos, propios
del retardatismo evolutivo.
De nada sirven los indiscutibles adelantos científicos y tecnológicos a los
que hemos llegado, treinta mil armas nucleares penden de frágiles hilos sobre
nuestras cabezas, como la espada de Damocles, aunque no profesemos ninguna de
estas confesiones.
Nuestro único pecado es ser ateos, incrédulos, agnósticos, escépticos o
libres pensadores; solo víctimas de una locura que se viene arrastrando hace
milenios, en la tradición de una leyenda absurda.
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