miércoles, 23 de marzo de 2016

EL CUERPO INMORTAL

EL CUERPO INMORTAL

La mortalidad está garantizada por las leyes naturales, aunque haya explicables temores del hombre. En efecto, la materia no se destruye, se transforma, se degrada, se pudre, se desintegra, se convierte en energía; es indestructible, hasta donde la entropía se lo permite.
El espíritu en cambio, es absoluta, total y completamente efímero, se va formando, elaborando, complicando, construyendo desde el origen, en el transcurso y a lo largo de la vida.
El alma, la mente, el espíritu o como quiera llamársele a esta abstracción, es consecuencia y resultado de interacción de la materia bajo un patrón genético, que gobierna el cuerpo físico del hombre.
Los sistemas, órganos, aparatos, tejidos, células, moléculas, átomos y partículas sub-atómicas, no se destruyen, se transforman en otras materias residuales que se reintegran en otras unidades de carbono o pasan a ser energía.
Lo que sí desaparece por completo es el espíritu que recibió el aliento de ese complicado  conglomerado de elementos, que funcionaban bajo una fórmula energética heredada.  
  




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