CONTROVERSIA VITAL
Mientras la
humanidad no esté unida como un todo, es decir como una misma especie en
peligro de extinción, la vida del hombre seguirá dando tumbos, continuará
deteriorándose hasta el colapso. Nada ni nadie será capaz de salvarlo, excepto
él mismo. Mientras duren sus divisionismos raciales, sus fundamentalismos
religiosos, sus fanáticos sectarismos, sus ansias de dominio y sus ambiciones permanentemente
insatisfechas, continuaremos avanzando hacia el acabose.
Mientras las
multifacéticas acciones humanas se sigan contradiciendo y no vayan todas en una
misma dirección que apunte hacia la salvación del planeta y por ende la de nuestra especie, continuaremos haciendo
de este mundo un infierno, como lo atestigua la historia de los recientes sucesos terroristas y la pugna de las grandes
potencias, por las ricas zonas petroleras, que aún quedan en la tierra.
Cada ideología,
cada religión, cada bloque económico, cada grupo, cada equipo, cada clase
social, cada entidad y cada individuo solo pensando y actuando para su propio
beneficio en este océano de competitividad. El pensamiento reduccionista que se enfoca en
la inmediatez, sin considerar el todo en su conjunto, esa forma de pensamiento
prevalece automáticamente, en este nuestro mundo, que nos ha sido heredado.
Cuando en un
conjunto sus componentes no funcionan armoniosamente coordinados, sobreviene el
caos, la enfermedad; si por un lado limpias y por otro ensucias, no habrá
verdadero saneamiento. Por un lado se fomenta, se alienta, se procura la
inversión en la destructiva industria
automotriz, (ahora en San Luis llamada orgullosa y pomposamente closer
automotriz) millones de vehículos ingresan anualmente al saturado parque
vehicular, complicando aceleradamente la sobrevivencia serena del hombre y por
otro lado las contingencias ambientales se hacen recurrentes en la Ciudad de
México y en las principales zonas urbanas del país, deteriorando la calidad de
vida de todos quienes habitamos en ellas.
Por una
parte se promueve la expansión de la minería depredadora y por otra hay
justificadas quejas de la contaminación de los mantos acuíferos. La industria armamentista es una de las que
promete mayor tasa de retorno de las inversiones, pero sus productos provocan
daños, sufrimiento y muerte a millones de seres humanos alrededor de todo el
mundo. Así ocurre con cantidad de industrias, que nuestro sistema basado en el
consumismo ilimitado, promueve ciegamente. Los empleados no se equivocan,
simplemente cumplen las ordenes lo mejor que pueden a fin de conservar su
confort, su capacidad de decisión está bien delimitada, dentro de los
parámetros establecidos por las matrices. El mundo se hace desechable, la
velocidad del consumo tiene que crecer a
pasos agigantados, así lo exige el sistema, como si los recursos naturales
fueran infinitos y el entorno ilimitado.
Enaltecen al
comercio internacional como una especie de panacea, como al TLC y TPP, siendo que el transporte de
mercaderías - muchas veces dispensables, superfluas, innecesarias y hasta
dañinas – es causa de enormes dispendios de energía para mover cargas de un
continente a otro. La tendencia congruente en un pensamiento holístico
ecológico es consumir lo que regionalmente se produce, para evitar en lo
posible los costosos y contaminantes traslados.
Mientras
subsistan acciones que vayan en sentidos contrarios, el bienestar del hombre
seguirá seriamente amenazado. Cuando todas las actividades humanas se encaminen
en el mismo sentido, con la misma lógica de salvaguardar el futuro de la
especie, respeto y veneración por nuestro planeta, solo entonces el hombre
habrá dado el salto hacia un mundo mejor para sus hijos.
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