martes, 14 de enero de 2014

TRAICIÓN AL PUEBLO MEXICANO

TRAICIÓN  AL  PUEBLO  DE  MÉXICO

Sin sufragio efectivo, es cínico e inútil hablar de reelección. La efectividad implica pulcritud, ética y decencia en los comicios y esto es lo último que existe, dentro de la práctica política de México, muchos lo sabemos muy bien.

El enjuague de las encuestas, las campañas mañosas, los acuerdos bajo el agua, el descaro de la publicidad apabullante, los opacos apoyos financieros para afianzar compromisos y negocios que se concretarán en el siguiente período para seguir saqueando a la patria; en fin, toda esa parafernalia electoral para avorazarse sobre el patrimonio que queda a la nación, es una verdadera vergüenza, cosa que los políticos no conocen.

Mientras tanto ¿Qué hace la ciudadanía – teóricamente – principal protagonista de la historia? Foco de atención de los mensajes publicitarios y propagandísticos de partidos y candidatos políticos.

El deber y el sagrado derecho al voto, reciente conquista de la mujer, a quien se le dio esta prerrogativa, en un gesto humanista y patriótico, concesión del presidente Ruiz Cortinez, como un privilegio democrático que con broche de oro, cierra la brecha de género; como si el sufragio fuera efectivo.

Que ingenuidad de la gente instruida que, sabiendo la calidad y cantidad de marrullerías y falsedades de las costosísimas campañas electorales; sexenio tras sexenio, acuden a las urnas a sufragar su voto, con la remota esperanza de mejorar las condiciones de nuestro país.

Las elecciones son un juego perverso, una desfachatada burla al pueblo, que se encarga de los platos rotos del sexenio que se va, los funcionarios y gobernantes solo se pasan la estafeta, guiñándose un ojo con la hipócrita sonrisa entre los mentirosos labios.

Deposite aquí su libre y soberano voto, cierre los ojos y después le digo quien ganó, desde luego tú seguiste perdiendo, entregaste tu voluntad, te hicieron seleccionar representante, que jamás te volverá a preguntar tu parecer, al votar endosaste tu voluntad como amo, dueño y señor de México.  Puedes adivinar, si estás informado, quién quedará a la cabeza del gobierno; desde luego no volverás a meter la nariz, no habrá nadie que tome tu opinión, que te consulte sobre los asuntos de la patria, no habrá plebiscito, no habrá referéndum, no habrá revocación de mandato.

De todas maneras ¿quién habría de juzgarlo, quién habría contado e interpretado los votos de los escasos ciudadanos capacitados, preparados, enterados y educados para discernir, decidir o escoger representantes dignos y confiables?

¿Qué podemos esperar de una democracia si dentro de los mismos partidos hay trampas, fraudes, acarreos, dedazos y un sin fin de prácticas anti democráticas y corruptas?  Nuestra ridícula democracia de papel destraza, se sostiene tambaleante en los hombros y las espaldas de millones de analfabetas funcionales, de personas que apenas sobreviven al día, que ignoran la potestad que la Constitución les otorga, que sin tener qué comer, venden su voto por un plato de frijoles.   


No habiendo legitimidad en la conformación ciudadana del organismo encargado de hacer efectivo el sufragio, nada noble y recto se puede esperar de una contienda política ficticia, que solo cambia la máscara, pero en el fondo conserva el mismo desdén por el pueblo.          

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