martes, 14 de enero de 2014

ESCLAVITUD CONTEMPORÁNEA

ESCLAVITUD  CONTEMPORÁNEA

 Aparentemente la esclavitud ha quedado erradicada del mundo, en México al menos de manera teórica, lo fue en el siglo XIX, la Constitución en su Artículo 2º.- lo garantiza.

No obstante la realidad en que vivimos, aunque no se mencione este lacerante y abominable fenómeno, nos demuestra que sigue existiendo este estigma con otros nombres, eufemismos que esconden el calificativo: “esclavo” y lo sustituyen por peón, mozo, jornalero, criado, obrero y a veces empleado.

Para el caso es lo mismo, el abuso, la explotación despiadada, la contratación ignominiosa, la falta de condiciones de seguridad e higiene, las extensas jornadas, el out sourcing, la desprotección social, los paupérrimos salarios, la amenaza del despido  son características muy similares a la esclavitud; aún hoy en día en pleno siglo XXI, nos enteramos casualmente del comercio de personas, compra y venta de niños y mujeres para la industria de la prostitución, el comercio y trasplante de órganos y otros deleznables actos.

Algunas maquiladoras son otro claro ejemplo que muestra la permanencia de formas laborales todavía no superadas por nuestra admirada civilización tecnológica.

El injusto reparto de la riqueza, la desmedida ambición por el poder, el ansia demencial por el dinero, el imperio del mercado con su monarca supremo el monopolio, la abyecta discriminación racial y otros detestables factores han arrinconado a las bajas clases sociales y aún a las medias a una desesperante y penosa situación, en la que para sobrevivir tienen que aceptar cualquier condición por despiadada que sea.

El indígena tradicionalmente robado, expulsado de sus tierras, explotado, marginado, herido, encarcelado y a veces hasta masacrado; no solo en épocas pasadas sino en tiempos actuales, no tiene con qué defenderse sino con su fuerza de trabajo, la que vende o alquila por migajas, pues no le queda otra alternativa.

La gente pobre lo único que tiene para ofrecer en el mercado es su trabajo y con el su vida, huyen por eso al otro lado de la frontera, allá donde tampoco les llaman esclavos, pero de facto lo son como indocumentados, impunemente son explotados en fincas agrícolas donde laboran de sol a sol por un mísero salario que, ningún ciudadano norteamericano aceptaría  por insuficiente y vergonzoso, sobreviven en pabellones, corralones y pocilgas, hacinados como ganado, siempre temerosos de ser denunciados como delincuentes a la migra  y deportados a las injustas causas que originaron su emigración.

Los enganchadores de antaño que, en la época de la dictadura porfirista, buscaban a quienes pululaban por caminos, campos y pueblos en aras de encontrar un medio lícito de vida, que les hacían préstamos para trasladarse a los campos yucatecos de henequén o los de tabaco en el Valle Nacional de Tuxtepec, para quedar así endeudados de por vida en aquellas explotaciones agrícolas, hoy son sustituidos por otros métodos más sutiles de endeudamiento eterno que  obliga a aceptar condiciones laborales indignas e ignominiosas. 
Las modernas armas de sometimiento hoy en día han cambiado, no son ya los ejércitos que se desplazan sobre los territorios débiles para someterlos y aplastarlos, hoy lo hacen mediante sistemas financieros, a través de corromper líderes, con altas tasas de interés propias del agiotismo para las impagables deudas, con derrumbe artificial de los precios de las materias primas, con los mensajes abrumadores y sofocantes con los que bombardean constantemente a las mermadas conciencias, ni hablar de la trata de personas y los crímenes abyectos perpetrados por los carteles de las mafias contra los indocumentados centroamericanos. 

¿Cuál es pues el avance del hombre en el siglo que empieza, en este nuevo milenio que apenas arranca? –Si, es verdad, el hombre ha conquistado la luna, ha desentrañado muchos de los misterios del cosmos, ha penetrado en la esencia de la materia, ha desarrollado la energía guardada en el núcleo atómico, ha decodificado el genoma humano, ha descifrado enigmas antaño inimaginables; pero continúa con su mismo perverso afán de dominio  sobre sus semejantes, las guerras lejos de haberse quedado atrás en la historia y debiendo ser solo un mal recuerdo, se han recrudecido y multiplicado, los crímenes de lesa humanidad son tan frecuentes o más que siempre, los atropellos a los derechos humanos siguen, los abusos de las autoridades se perpetúan, la democracia es una falacia como antes, la depredación de nuestra madre tierra no se ha suspendido, se ha acentuado, ¿Dónde está la evolución?

El autoritarismo, la hegemonía de unos cuantos, la miseria de las masas se acelera día a día ¡De qué ha servido al género humano el tan cacareado progreso, si seguimos siendo tan bárbaros como hace miles de años?     
























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