martes, 14 de enero de 2014

A ESPALDAS DEL PUEBLO

NO  A  ESPALDAS  DEL  PUEBLO
Una de las mayores urgencias que nuestra nación tiene, es que haya quien vele por los derechos y los intereses del pueblo.  Dado que es víctima de una secular manipulación mediática, aunada a una distorsión educativa y a un constante saqueo de sus bienes. La ciudadanía permanece inerme ante un cínico despojo por parte de los que se han apoderado de las instituciones, argumentando que la voluntad de la mayoría de la población se manifestó en las urnas, donde depositó su confianza y soberanía en los líderes de los distintos partidos políticos, que conforman el Gobierno en sus diferentes niveles.
Asentado esto, los gobiernos “elegidos democráticamente” disponen a discreción de la riqueza nacional, a su antojo y propia conveniencia, continuando  una política de largo plazo diseñada ex profeso para favorecer ajenos intereses, que tienden a depredar los recursos naturales de la Nación, voluntades que desprecian las voces de la porción de ciudadanos pensantes, críticos y nacionalistas.
Lo de menos es sobornar, cooptar, comprar objeciones; utilizando todos los métodos a su alcance, desde el contubernio, hasta el cabildeo en el Congreso, para modificar, alterar o suprimir leyes constitucionales que obstaculicen la entrega de la riqueza de la República; mediante negocios turbios, acuerdos discretos o tratados opacos.
Los ciudadanos libres de compromisos políticos, tenemos el deber de defender al pueblo mexicano de la ralea de políticos que no nos representan y que negocian con un patrimonio que no les pertenece.  Debemos elevar y hacer valer la voz que impida al Poder Ejecutivo obrar a espaldas de la ciudadanía con la riqueza de México.
No se trata de la inmovilidad per se, como argumentan los neoliberales,  no de poner una camisa de fuerza al País y evitar su desenvolvimiento; se trata de evitar, que los gobernantes que se apoderaron de la autoridad, realicen dudosas operaciones a espaldas de los ciudadanos.
Es imprescindible que de alguna manera se eleve efectivamente la prohibición de efectuar transacciones con el patrimonio nacional sin el consentimiento de las fuerzas vivas y conscientes de la sociedad, se hace ahora más que nunca necesario que se respete la integridad, la soberanía y la voluntad de los ciudadanos, tal como la Constitución lo establece.
Sin el aval, sin el consentimiento, sin la anuencia del pueblo capaz y digno, nadie ningún funcionario de nivel alguno, tiene derecho a comprometer lo que nos pertenece a todos los mexicanos. Tenemos que encontrar el procedimiento adecuado con los intelectuales honestos de este país, para forzar al poder a consultar, con las bases académicas, científicas y preparadas, toda decisión que ponga en predicamento el futuro de esta nación.
No es posible que un puñado de oportunistas, parásitos incrustados en el poder, dispongan a su arbitrio de la riqueza que pertenece a todos los mexicanos, para favorecer intereses extranjeros y engrosar sus bolsillos con comisiones fundadas en la traición.          

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