jueves, 24 de octubre de 2013

¿Tanto para esto?



¿TODO  PARA  ESTO?

        
Vivió ilusionado en su infancia, profundamente entusiasmado durante su larga juventud, en éxtasis permanente cuando adulto, siempre persiguiendo triunfos, correteando metas, deseando objetivos, anhelando fines.

Oraba cuando niño para ver cumplidos sus deseos, se sangraba las espaldas con el peso de mil obligaciones en aras de satisfacer sus ambiciones, quería llegar muy lejos, su mira apuntaba hacia las alturas, no se contentaba con sus logros, sus ansias de éxito eran insaciables.

Casi había llegado a la cumbre, cuando descubría que había otra más alta, elevaba su llanto al cielo y seguía rogando y con el mazo dando.

Peregrinaba de sinagoga a mezquita, de Belén a Medina, de Jerusalén a la Meca, de San Juan al Vaticano, de la ermita a la Basílica, de Chalma a Talpa; buscando el perdón, expiando culpas, pagando mandas y promesas santas, ofreciendo flores, jurando escarmientos, comprando penitencias ajenas.

Se esmeró en destacar, superó marcas, rompió records, ahuyentó auras, caminó entre estiércol, trepó magueyes, durmió sobre nopales,  no escatimó sacrificio alguno.

Vomitó en su tumba, bonito sepulcro, mausoleo de reyes, escarbó en lo más hondo de la fosa, ahí encontró su descarnada calavera, que mirándolo le espetó:                


                                    ¡Todo…….! ¿Para esto?        

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