CURIOSIDAD
¿Cómo
será mi muerte? – se preguntaba, siempre le había intrigado la cuestión ¿sería
un suicidio, se pegaría un tiro en la sien, en la boca o en el corazón?
¿Buscaría
envenenarse con la mordedura de un crótalo como Cleopatra, o se haría Hara
Kirie como los samuráis del país del sol naciente, se lanzaría desde un puente
o de un rasca-cielos, o simplemente dejaría de respirar en su lecho de muerte?
¿Quizá
en accidente aéreo o automovilístico, donde él no era responsable, moriría
ahogado en un naufragio fatal, lo atropellarían al cruzar, lo empujaría un
enemigo al pozo o al paso de un tren, caería en la regadera desnucándose, se
envenenaría comiendo tacos de cabeza en el mercado o lo asesinaría un narco?
¿Fallecería
en un catre, en una camilla, en una ambulancia, en el quirófano, en su alcoba, en un basurero tirado, en un
hospital o en el asilo?
¿Quizá
caería batido con un tiro de gracia después de la descarga de un pelotón de
fusilamiento en un pueblo desconocido, en las quijadas de un tiburón triturado
o en las fauces de un jaguar hambriento?
¿Moriría
de lepra, en alguna epidemia, confundido entre las ráfagas de metralla, como
víctima de los daños colaterales en la disputa de los cárteles, de cáncer, de
un infarto, de una embolia, de un paro, de una cruda, le estallaría el hígado o
de un tremendo delirio?
¿Ahorcado,
en la guillotina, con una inyección letal o en la silla eléctrica, lo cruzaría
una flecha perdida, decapitado por un sable o hundido por traicioneros puñales?
¿Moriría
de hambre, de risa, de miedo o de amor? En esto especulaba, cuando un dolor
intenso le sacudió el esternón, se dobló sobre sus entrañas, emitió un último
suspiro y ahí quedó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario