sábado, 22 de julio de 2017

LA RAZÓN PURA

 LA  RAZÓN  PURA

En la compleja relación entre los seres humanos surgen de manera continua desavenencias, conflictos y multitud de problemas de toda índole.  Cada cabeza es un mundo, hay tantos puntos de vista distintos como habitantes en el planeta; cada quien interpreta la realidad desde su trinchera; tratándose de grupos y congregaciones ideológicas sucede lo mismo, cada fracción se aferra su creencia, a su corriente religiosa; lo que equivale a descalificar a las otras confesiones.
Durante la convivencia, es normal e inevitable que haya roses y choques entre individuos, grupos y sociedades; cada uno escudado en sus prejuicios, intentando imponer su criterio, de acuerdo a sus canones parciales.
Los bandos en conflicto tratarán cada cual de resolver la cuestión a su modo; los pueblos y las naciones defenderán a capa y espada sus posiciones, las diferentes religiones – inamovibles por convicciones heredadas de su tradición – no dan a torcer su brazo, se niegan a renunciar a sus peculiares doctrinas dogmáticas. 
En ese tenor, no es posible llegar a un consenso, a un acuerdo armónico; dejando como única alternativa: el encono y la violencia; la guerra y el terrorismo.
Solo existe algo que es denominador común a los más disímbolos entendimientos humanos: La razón, la lógica pura, la objetividad, la sensatez, el sentido común.
El pensamiento libre de todo sometimiento a la sinrazón de lo reduccionista, como los son los nacionalismos, las religiones, las ideologías; todo aquello que aparta, que divide, que separa a los hombres.
La mirada debe centrarse en el hombre nuevo, el universal, el preocupado y ocupado en la salvaguarda del planeta, en el encuentro de la armonía a través de la razón sin intervención de ningún sectarismo reduccionista.

El mundo vigente corre aceleradamente hacia el colapso, solo la razón podrá salvarlo. El capitalismo con todas sus instituciones y la religión con todos sus absurdos, son enemigos mortales de la razón.  

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