viernes, 14 de octubre de 2016

LA POLVAREDA

LA POLVAREDA

Aquella polvorienta región de eso estaba cargada, el polvo era arrastrado por el soplo de los vientos del desierto, para irse a incrustar en todos los rincones no solo de las viviendas sino dentro de sus cuerpos, cualquier orificio o hueco era bueno para depositarse, entraba en la nariz, en las orejas, en la boca y en los ojos; se les pegaba en los labios, en las encías, en la lengua y para colmo se les atoraba en la garganta.
Tolvanera tras tolvanera constante, una tras otra, los remolinos se desplazaban contorsionándose caprichosamente entre los cactus, alzando matorrales y todo lo que hubiera a las alturas, para luego dejarlo caer, encima de la llanura.
Las carretas en sus esporádicos traslados removían el polvo que tapizaba los suelos, al grado que cuando se detenían, una enorme y gris nube seguía avanzando muchos metros adelante y cuando partían dejaban un tumulto informe de tierra, que cubría por horas su ausencia.
Los habitantes de la zona se veían opacos, su piel rebosaba de ese talco pardo que de pies a cabeza los cubría; cuando  veían venir la tolvanera, corrían a sus escondrijos para guarecerse de aquellas tormentas malditas.
Ahí en las tiendas de la Polvareda se vendían escobas, recogedores, sacudidores, plumeros y aspiradoras; también paliacates y anteojos, pues los labradores siempre andaban embozados y con lentes.
Pero el polvo también está en el cosmos, en el espacio sideral, en la cola de los cometas y absolutamente en todos lados, ¿Es suciedad? ¿Es mugre? Es alimento de los ácaros, esos  diminutos y horripilantes monstruos que nos rodean por todas partes y que  lo devoran con frenesí.
Es horrible el polvo piensan las afanadoras, lo detesto gritan las amas de casa, ojalá no hubiera reclaman al cielo las enfermeras, no sirve para nada protestan los soldados, es detestable afirman las señoras, en eso te vas a convertir advierten los sacerdotes; pero el polvo es indispensable, sin él no habría vida, el suelo estaría empobrecido, sin nutrientes;  si el planeta estuviera completamente limpio, sería entonces muy caluroso y húmedo. Sin el polvo, el vapor de agua no comenzaría a condensarse, no habría nubes,  ya que el vapor de agua se adhiere a las superficies del polvo, cuyo tamaño individual es de menos de 500 milésimas de milímetro, sin polvo no existiríamos.


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