DESADAPTADO
Cuando se
enfrentó al mundo en el despertar de su conciencia, descubrió que no cabía, que
constantemente chocaba con las costumbres de sus semejantes, que opinaba
opuestamente a los criterios imperantes en el medio.
Aquello de
lo que lo que los otros se enorgullecían, a él le apenaba; lo que a él producía júbilo, a los demás les avergonzaba.
El mundo al revés de su gusto; cuando ellos reían, él entristecía; no se
hallaba, no se integraba, sufría mientras los demás gozaban con el mismo
evento, cuando ellos estaban llenos de certeza a él le embargaba las duda, lo
que la mayoría aceptaba como cosa normal a él lo inconformaba, lo que presumían
le turbaba.
Le enojaba
el jolgorio grotesco y burlón de los bufones del poder, las verdades que para
todos eran evidentes, para él eran pamplinas; remaba contra corriente. Lo que
aplaudían le parecía ridículo, los héroes a los que rendían culto, para él eran
basura, sus valores eran hipocresía, sus metas frivolidades, sus anhelos necedades.
Decían que
siempre llevaba la contra, que era un amargado, que nunca estaba de acuerdo con
lo establecido ni con los candidatos elegidos para gobernar por la gran mayoría,
que era partidario de la derrota, que todo el tiempo apoyaba al perdedor y él
pensaba que el verdadero perdedor invariablemente era el pueblo.
Por eso lo
rechazaban, por eso lo ninguneaban, le cerraban las puertas, le negaban la
mano, lo tildaban de comunistoide trasnochado, de hereje consumado, de
resentido social.
Era escéptico,
no creía en las campañas, ni en las promesas, ni en la propaganda, ni en los
slogans publicitarios, ni en la salvación, ni en la política, ni en la
religión, ni en los gobiernos, ni en el crecimiento y desarrollo económico; la
educación le parecía inútil y hasta perjudicial, todo le era banal.
Más tarde se
dio cuenta que no era el único, que no estaba solo en esa contracorriente, que
había muchos que comulgaban con sus mismas ideas, que bastante gente compartía
sus mismos pensamientos. Quizá no estaba equivocado, tal vez estaba en lo
cierto y tenía razón. El tiempo lo diría.
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