viernes, 14 de octubre de 2016

CULPAS Y LA VERDAD


CULPAS

-¿Por qué no eres religioso? – le preguntaron, después de una pausa reflexiva, Dijo:
-Nací en occidente, heredé una cultura contaminada de mitos que han, además de mentir, provocado el estancamiento del hombre, preparándolo constantemente para la guerra y esta predisposición desata la violencia.
En el fondo de las hostilidades del medio oriente levita la pugna religiosa entre las tres principales sectas del árbol del mal: La raíz, el tronco y las ramas.  Siendo la misma planta, demuestra su peligrosa  ponzoña, el veneno que emana desde el judaísmo monoteísta para dar a luz al cristianismo y luego abortar al islam.  Cada una aferrada a su versión, a su necedad, a su divinidad.
Los católicos, ortodoxos y protestantes encasillados en sus múltiples variantes, enclaustrados en sus celdas mentales, presos en sus rígidas estructuras, víctimas inocentes del miedo a sus falsas deidades, obedeciendo la absurda orden de cerrar los ojos a la vida real.
Ahí sobreviven encerrados, llenos de prohibiciones, amenazas, culpas y arrepentimientos.

LA VERDAD

La verdad es como un ciervo herido que huye a esconderse de las flechas del cazador nocturno, cuyas luces se han apagado, se esconde, se escabulle entre las matas, se oculta en la niebla, calla, aguanta la respiración, se agacha, se inclina, camina de puntas con máximo sigilo, no admite manchas, no acepta camuflajes.
Al momento de ser enfocada se desplaza, cuando la sorprenden se mimetiza, luego transcurre disfrazada tras un manto rugoso lleno de dudosa transparencia, soslaya sus secretos, guarda sus claves y escapa de nuevo a terrenos inhóspitos y desconocidos.
La verdad se transforma, cambia evoluciona, sube, baja, va y viene, nunca se fija, padece metamorfosis, se contradice; a veces es cruda, luego se hace rancia para luego caer como fresca lluvia en el desierto.
No se puede tentar, al verla se altera, es más delicada que la cuerda de un violín estradivarios, más fina que el sabor del amor tardío, más benéfica que la mejor de las medicinas, aunque frecuentemente incomoda.       


     

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