viernes, 8 de enero de 2016

REBOTES MENTALES

REBOTES  MENTALES

Estancado, como rebotando eternamente dentro de pensamientos tortuosos, ahí estoy atascado, resbalando una y otra vez en ese pantano de dolor, que no es otra cosa que una nimiedad sin importancia.

Pero me solazo revolcándome en esa miseria de recuerdos inicuos, ahí estoy contemplando mis miserias, regodeándome en el sufrimiento padecido, invocando a los fantasmas del ayer.

¿Qué no puedo reventar los lazos que me atan a esa bizarra estupidez que  a mi alma ofende? -  Deja eso que hiciste mal, sepulta el error, no permitas que la pena te pesque con el anzuelo del recuerdo, que la vergüenza te ancle y te impida vivir lo que eres ahora, no te dejes arrastrar por esas pequeñeces que te desvían de donde hoy estás. 

Esas molestias tocan mi puerta, insisten por la ventana, escandalizan en la azotea, gimen y lloran por mi arrepentimiento, reclaman mi amargura, son bestias infernales que me chupan la alegría, intentan con éxito que siga cargando mi cruz y vaya roncando mi calvario.

-No les abras la puerta, cancela su intromisión, prohíbeles irrumpir en tu ser, no dejes que esas aberraciones absorban tu atención ni te desvíen del foco de tu interés;
-
Esos remansos del pasado me esclavizan, me mutilan, me agrian la existencia.

-Vé a  los animales, ellos borran con asombrosa facilidad sus traumas, siguen de inmediato adelante con su vida, no se quedan rebotando una y otra vez en aquellas escenas bochornosas como las que pasaste, esos momentos desesperantes y molestos, esas ofensas tan hirientes, esos difíciles ratos que sigues alimentando con la ayuda de tu memoria, ocupándola en rabias y rencores.        

-Aprende a cortar por lo sano, no remaches con lo mismo, dale y dale con aquellos suplicios vergonzosos, suspende la recreación de las injurias a que fuiste sometido, borra esas ofensas que sentiste y que quizá te hicieron, deja en el polvo del olvido esos desprecios de los que te sentiste víctima.


-Destroza esos odios, pulveriza esos rencores, no te castigues, no te azotes; antes bien, prémiate con una enorme sonrisa interior, que las carcajadas resuenen en cada una de las células de tu cuerpo, tu salud será agradecida.   

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