viernes, 6 de marzo de 2015

EL ARQUETIPO



EL  ARQUETIPO

El miedo a dios es patético, el pavor a su juicio sobre nuestro proceder nos empobrece el espíritu, su ira implacable manifestada en sismos, tsunamis, erupciones, huracanes, pandemias y guerras devastadoras, nos tienen acongojados y perplejos.

El disgusto de dios provoca pánico entre los hombres, nos hace temblar de horror e impotencia ante sus amenazas de venganza por la voz de sus profetas y predicadores.

Dios es una monstruosidad a quien sin condiciones debe rendírsele pleitesía, ofrecerle los más sangrientos sacrificios y horrendos holocaustos; ente creador y suprema autoridad en el universo entero, ciego ante el sufrimiento de los miserables, cruel con los más débiles, malvado con los inocentes, infame con quien se atreve a dudar de su existencia.

Omnipresente y omnipotente, no habla, no canta, no baila; solo ruge como demonio por la boca de los volcanes, arrebata la vida de niños y jóvenes, comanda ejércitos apocalípticos, siembra plagas y epidemias, destruye a sus detractores, exige obediencia ciega, sumisión absoluta, entrega total a sus caprichos y ¡ay! de aquel que ose cuestionar su infinita sabiduría.

Dios necesita ser adorado, no en partes, no en etapas, no en algunos momentos; sino todo el santo día y sin tregua por las noches, dios se congratula con largas plegarias, con oraciones interminables, con jaculatorias perennes.

A pesar de su infinita crueldad, tendrías que amarlo con todo tu corazón, deberías idolatrarle; no, jamás confundirle, no posee una imagen, no es de yeso ni de porcelana ni de mármol ni de piedra, es invisible e inmaterial; pero siempre te está vigilando, al acecho de la mínima de tus faltas y especialmente a cualquiera de tus distracciones, pobre de ti, si lo desenfocas, su espada  entonces se cierne sobre tu cabeza, para enviarte a padecer tu pecado adentro de las llamas del infierno.

Más te vale que no se entere de tus dudas, mejor sería que no supiera que existes, no sabe perdonar, no conoce misericordia, no entiende de excusas, lo mejor es que te ocultes, que le pases desapercibido, escóndete de su vista porque si te sorprende, lanzará sobre ti, un rayo fulminante emanado de su furia, tenlo presente, jamás lo olvides.              

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