TIMIDEZ
Me asusta la
gente tanto como los lobos o los murciélagos, cuando se aproxima alguien se me
paran los pelos de punta, una fuerza casi incontenible me aconseja ocultarme,
huir de inmediato.
Su presencia me altera, me inquieta, me
intranquiliza. Una simple sombra que se mueva me espanta, una voz silenciosa me
aterra, un grito me mata.
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