PASAJEROS DEL CAMINO
No me
esforzaré más en el afán de comprender ¿por qué hay? Podría no haber; sin
embargo, hay. Acaso ¿hay efecto sin causa? ¿Por qué sucede lo imposible?
La vida es
un tren que abordo cuando nazco o desde que fui concebido y en algún punto del
trayecto me bajaré. El tren sigue su ruta, subiendo y bajando pasajeros.
¿De dónde
viene y a dónde va? Viene quizá de los trobolitos y llega a complicarse tanto
en el sistema sociedad humana. Es
indiscutible que la materia orgánica es más compleja que la mineral, la vida es
más compleja que la muerte.
Las rocas
son más simples que los nematelmintos, los helechos más simples que el caracol,
un hongo más sencillo que una boa, un pingüino más simple que un gorila.
La cumbre de
la complejidad de la evolución de la vida es el hombre y más complicada aún es
la sociedad humana en su conjunto.
Creo que no
hay camino, sino que hacemos camino al andar, yo hubiera querido entender con
claridad absoluta, no me quedó otra que sospechar, intuir, conjeturar, deducir,
imaginar y sobre todo caminar.
El tren se
detendrá en mi destino, ahí descenderé para siempre, aunque me quisiera quedar
de polizón escondido un tiempo más.
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