Como tú son
todos, casi iguales, nunca exactos, ni a ti ni a nadie; somos parecidos, pero
cada quien tiene una inviolable individualidad reservada en lo más secreto de
la intimidad.
Para cambiar la dirección a la que se dirige nuestra civilización, se debe soñar, ser un idealista, acercar la utopía, pensar a largo plazo; nuestra sobre vivencia está seriamente amenazada por las tendencias mercantilistas del capitalismo salvaje y depredador; el que solo obedece a los mercados, el sistema que tiene como alta y prácticamente único objetivo el lucro. De no variar los paradigmas vamos a la catástrofe indudablemente. Tenemos que frenar esta inercia histórica apocalíptica.
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