viernes, 21 de febrero de 2020

INCONSCIENCIA


INCONSCIENCIA

Me cansé de tanta consciencia, me aburrí de estar alerta, es un tedio que desespera, me harto de la vigilia, lo que más anhelo es quedar tirado sin sentido en un catre o tendido en un ataúd para toda la eternidad, inconsciente.
No quiero darme cuenta de nada, de este mundo lleno de amenazas, conflictos, contradicciones y absurdos, dejar este pantano de injusticias e inútil verborrea que vierten desde el pulpito los sacerdotes y los políticos desde la tribuna, no quiero decidir, no quiero estar, tampoco existir, reconozco que me encantó vivir; pero para mí, ¡ya estuvo suave!
Tengo miedo de la noche, de la oscuridad en la que aparece el ogro que me engulle de un sorbo, ese monstruo que me obliga a vigilar, al que intento patear inútilmente porque en vez de huir se ensoberbece y me tortura con espeluznantes sensaciones e indescriptibles dolores hasta hacerme preguntar - ¿Esto es vida? – La regalo, la dono al primer moribundo que quiera canjear su muerte por esta miseria de vida.
Desplomarme en un sueño profundo del que jamás despertaré; sí, eso busco con vehemencia, borrar todos los recuerdos, sepultar la memoria en un panteón de olvidos.
Quiero no regresar nunca a este valle sinsentido que me tocó expiar, quiero sumergirme en las profundidades del silencio, donde no se escuche ni una sola nota de vida, donde ni el sufrimiento ni el dolor tengan cabida, en donde no haya ni lugar ni tiempo ni nada; si, ahí descansaré en paz y por toda la eternidad   


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