INCONSCIENCIA
Me cansé de tanta consciencia, me aburrí de estar alerta, es
un tedio que desespera, me harto de la vigilia, lo que más anhelo es quedar
tirado sin sentido en un catre o tendido en un ataúd para toda la eternidad,
inconsciente.
No quiero darme cuenta de nada, de este mundo lleno de
amenazas, conflictos, contradicciones y absurdos, dejar este pantano de
injusticias e inútil verborrea que vierten desde el pulpito los sacerdotes y
los políticos desde la tribuna, no quiero decidir, no quiero estar, tampoco
existir, reconozco que me encantó vivir; pero para mí, ¡ya estuvo suave!
Tengo miedo de la noche, de la oscuridad en la que aparece
el ogro que me engulle de un sorbo, ese monstruo que me obliga a vigilar, al que
intento patear inútilmente porque en vez de huir se ensoberbece y me tortura
con espeluznantes sensaciones e indescriptibles dolores hasta hacerme preguntar
- ¿Esto es vida? – La regalo, la dono al primer moribundo que quiera canjear su
muerte por esta miseria de vida.
Desplomarme en un sueño profundo del que jamás despertaré;
sí, eso busco con vehemencia, borrar todos los recuerdos, sepultar la memoria
en un panteón de olvidos.
Quiero no regresar nunca a este valle sinsentido que me tocó
expiar, quiero sumergirme en las profundidades del silencio, donde no se
escuche ni una sola nota de vida, donde ni el sufrimiento ni el dolor tengan
cabida, en donde no haya ni lugar ni tiempo ni nada; si, ahí descansaré en paz
y por toda la eternidad
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