sábado, 7 de agosto de 2021

EL PATÁN

EL PATÁN

No se daba cuenta que ofendía con sus exabruptos, se le escapaban por costumbre, era de muy mal genio, insultaba a discreción sin miramientos.

A veces hacía bromas de las que nadie reía sólo él, las creía simpáticas e inocentes, sin embargo humillaba, destruía dignidades, de sus “amigos”, compañeros, contertulios y hasta de familiares.

No se fijaba que con su arrogancia y malos tratos a sus semejantes, causaba malestar al prójimo, aplastaba a su paso a las personas, era soez y majadero, alzaba la voz con la altanería de un patán, gritaba con atemorizante tono a meseros, dependientes, servidores, empleados y transeúntes.

Era muy grosero, empleaba un vocabulario muy vulgar e inapropiado en donde debería ser pulcro y reservado, su léxico parecía ser el de un arriero con una yunta.

Parecía estar en un lupanar en vez de en un recinto de quietud y solemnidad, no tenía educación alguna, despedía flatos a todas horas, dejando un tufo permanente, que hacia toser a la concurrencia, mientras él se espulgaba la nariz sin escrúpulo alguno, extrayendo toda clase de moluscos que lanzaba como catapulta, caiga donde caiga.

Nunca se supo comportar como lo dictan los cánones de la decencia, era impulsivo, impaciente y desesperado, se exaltaba con la mínima minucia, vociferaba, maldecía, injuriaba, por eso lo mataron un martes 6 de Junio, de ya no me acuerdo qué año.

  

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