lunes, 29 de enero de 2018

ZAFAR-T


ZAFAR-T

La guerra es su vocación, el robo su profesión, el crimen su pasión, las bombas su pasatiempo, el asesinato su orgullo.
Se insultan, se menos precian, se ofenden, se amenazan; ya no esconden la mano al apretar el gatillo o lanzar la puñalada.
La soberbia ha ennegrecido la atmósfera del planeta, derribando con rabia lo que se pone en su camino, acaban con el suelo con desparpajo, soplan carbón sin medida y luego se jactan revolviéndose en esas ambulancias para ser llevados al sepulcro.
No, no aceptan que se les olvide, desean dejar su impronta de repudio. Nos arrastran en la vorágine del consumo, dentro de un destino que no escogimos, lleno de presunción, de vanidad y competencia.
Nos incitan a luchar, nos bombardean con retos, siempre desafiando el potencial que no es tuyo, te acusan, te culpan, te arrinconan, te acorralan,  te desafían a ser el mejor de la manada, te inoculan un criterio, sin siquiera  consultarte, cuando acuerdas ya sus pensamientos los hiciste tuyos, no solo te han invadido sino que como un virus metabólico han modificado tu ser, ya piensas como ellos, enfocas tu punto de vista desde su ángulo, estás en ese vórtice sin consentirlo, sin tu anuencia, no eres libre y para liberarte tienes que entenderlo.
Desde que naces estás programado para ser un tabique en la pared, un remache, un tornillo, una rondana o una tuerca en el sistema; tu calificación dependerá de qué tanto te adaptes y renuncies a tu libertad, sin la cual, dejas de ser tú.  
Liberarte, es primordialmente regresar a tu esencia pura, sacudirte lo más que puedas los valores impuestos, las costumbres tan arraigadas como degradantes, los vicios inoculados, los odios enraizados, los temores, las venganzas, las acusaciones, las culpas, las necedades, las condenas.
Para liberarte debes zafarte las cadenas invisibles que te tienen preso en los grilletes del sistema opresor capitalista, donde lo que vale es tu consumo.

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