martes, 16 de junio de 2015

LAS HORAS APLASTADAS



Exprimiendo la vida hasta la última gota, aprovechando el tiempo que resta con toda intensidad, sin dejar un solo recoveco sin explorar, robándole los días al futuro, disfrutando los sueños de la madrugada, retorciendo los instantes dormidos, así paso mi placentera momentánea existencia.

Moliendo los segundos, licuándolos y bebiéndolos hasta embriagarme de tanto vivir, que las cosas idas se queden allá lejos, nosotros avanzamos por la senda prohibida, nos vamos por el sendero incorrecto, dudando, vociferando, blasfemando y agradeciendo.

Me gusta devorar los meses, mordisquear las semanas, arrastrar los años en mi joroba, esconder las memorias entre los pliegues, ocultar las lágrimas en los dobleces y las risas tras las arrugas.

Camino por las noches entre las estrellas, cuidando de no pisar los planetas ni salpicar los océanos con el sudor de mis dudas; al avanzar,  me estorban las nebulosas esparcidas por Zeus en el firmamento.

En medio de los dioses me regocijo, me meto entre sus patas, los oigo discutir, cantar y bailar con crepuscular escándalo en el Olimpo, luego se ocultan tras los montes para ayuntarse con las princesas.

El padre Cronos da cuerda a su reloj escondido, atrasa y adelanta el horario sin consultar a la distancia, los espacios se elongan y se encojen al ritmo de sus dedos, ahora es mañana, después vendrá el ayer, son los caprichos de las deidades que no obedecen leyes ni reglas, pero que imponen las condiciones en que habría de desarrollarse el mundo de los mortales.

Ha caído toda la arena, el sol se ha ido de fiesta con la luna, la miel escurre bajo sus piernas, sus mágicos susurros se dejan escuchar hasta la madriguera  donde me escondo de su mirada, quisiera que me inviten a sus misteriosos aquelarres, donde aparecen disfrazados en su carnaval celeste.

Ya estoy solo de nuevo, como suele estar el diablo, aislado en su negra y silenciosa cueva, donde ni su respiración se escucha; baja y dile que lo quiero un poco, por todo lo que le han quitado los siglos y le han oprimido las iglesias.

Ahí lo tienes aplanando el tiempo, esperando con paciencia infinita la llegada de los valientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario