lunes, 18 de octubre de 2021

EL DEMENTE

EL DEMENTE

Disimulaba, no quería que nadie se diera cuenta ¿de qué? De que se había vuelto loco, sabía aparentar cordura, pero se cansaba pronto.

Empezó borrando su memoria, vaciándola de contenido, hasta que no quedó ningún recuerdo, ni una sola letra.

Lo único que guardó fueron algunas tonalidades de canciones y los colores que tanto había admirado en las flores, eventualmente emergían pensamientos secretos reservados en exclusiva para deleitarse con ellos en las noches de insomnio.

Sabía que había enloquecido, se lo decían los muros del hospicio, con frecuencia se sentía fuera de sí, allí viajaba por tierras ignotas donde ninguna imaginación alcanza.

Había expulsado hasta el último vestigio de razón de la caja, como lo habría hecho Pandora, nada de silogismos, nada de logos, nada de orden.

Recuerdo que todavía cogido con las uñas de la cordura, daba el último pataleo, antes de caer en al abismo caótico que lo chupaba.

Que nadie se entere, qué vergüenza, pensaba, aunque nunca logró aclarar esos malditos pensamientos que brincaban sin permiso, perdió por completo el control de sus ideas, de sus impulsos, de sus palabras y de sus actos.

Desde muy joven renunció a ser normal, algo que siempre le había parecido deleznable.

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