ATEA
-Si dios
existe, es perverso- me dijo la mujer - permite tanto dolor y tristeza para la
gran mayoría de la gente, es además sádico y carece de misericordia, es
ególatra y tirano, exige adoración ciega e incondicional, demanda sacrificios,
amenaza con condena eterna para quienes no lo amen sobre todas las cosas-
-Nos
atemoriza, nos tiene en jaque permanente, nos vigila día y noche, está
pendiente de cualquier desviación de nuestra atención hacia otros objetivos que
no sea dios, es absolutamente absurdo-
-Sí, en
efecto; si existe, debe ser un ente muy cruel, le dije-
-Por eso no
puedo creer en ese disparate, supuestamente ningún ser superior y creador de
todo lo que existe, podría ser tan infame como para acicatear tanto sufrimiento
humano; su dios es vengativo, fomenta el
crimen, es xenófobo y discrimina según cada religión- afirmó-.
-Quienes en
eso creen, viven para salvarse, temerosos de su ira y esperando perdón y
clemencia; pierden su libertad, se encadenan a las iglesias para hacerse
esclavos y servidores; se pierden entre mentiras arrastradas hace milenios, por
ellas matan-siguió diciendo-.
-A los
creyentes los hacen sentir culpas, pecadores que habrán de buscar
arrepentimiento y como premio de su sometimiento emocional: el cielo, la gloria
al lado del dios- me dijo-.
-Sobreviven
amagados con el infierno, en caso de disentir de los ministros de cualquier
culto; los pobres fieles, son los primeros en negarse a pensar y ver por sí
mismos, son malvadamente manipulados, incapaces de quitarse la venda de los
ojos.-
-Por eso soy
atea- me confesó-
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