domingo, 21 de mayo de 2017

MÁXIMAS UTILIDADES

MÁXIMAS UTILIDADES

El sistema programado en la economía de aquel azul planeta, operaba autónomo; las generaciones se sucedían siglo tras siglo y el sistema continuaba afianzando su primordial principio, del que se derivaban las demás variables: Máximas utilidades como instrucción básica, al más ¡bajo costo!
Desatar la feroz competencia entre los hombres, el ciudadano visto como un contrincante, el otro como adversario, el vecino como estorbo, el amigo como rival, el compañero como competidor.
El mundo de los negocios nos convierte en vendedores, en marchantes, en comisionistas, en clientes; nos deshumaniza; nos hace fingir que vas a dar un servicio o entregar un bien, cuando en realidad estás actuando, lo que quieres es tu ganancia. Cada quien va por lo suyo, fingiendo un papel.
Eran algunas de las consecuencias derivadas del principio fundamental que había incidido en la resonancia histórica que dominaba la mente de los habitantes del azul planeta.
El sistema funcionaba independientemente de la voluntad de los habitantes, formidables y veloces computadoras efectuaban toda clase de movimientos bursátiles e informáticos a su capricho, sin la posibilidad siquiera de consultar con los afectados.
Los robots cibernéticos elegían presidentes y líderes, los más convenientes para que jamás decayera el auge de su principio básico fundamental: Máximas utilidades
En el logro de este objetivo ¡se vale todo! Está tan arraigado en lo más profundo del inconsciente que cristalizó, se naturalizó, se hizo sentido común.  La masa crítica que responde a este fundamento es casi el cien por ciento.


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