REFUGIO
La soledad
es mi refugio, aquí oculto mi intimidad, huyo de mis críticos imaginarios,
escapo de quienes buscan mi desprestigio y enlodan mi fama, aquí evado a mis
perseguidores borrascosos, me oculto de mis enemigos inventados, de mis
verdugos fantaseados; aquí no pueden verme, no logran alcanzarme, aquí me
guardo de sus ataques ideados.
Mi soledad
es una caverna profunda, nadie puede asomarse, dentro de ella soy invisible a
sus miradas, invulnerable a sus ofensas,
blindado ante sus acusaciones, escondido de sus sospechas; aquí puedo blasfemar
a mi gusto, maldecir a mi antojo,
despotricar a mis anchas.
El silencio
envuelve mi aislamiento, solo es cubierto por el negro manto de mi impermeable
soledad, nadie escucha mis pensamientos que, cautos y callados, salen de mi
pluma, como mudas aves silvestres.
Todos se
olvidan de mí, hasta el eco que repetía mi dolor rebotando en las montañas se
ha ido, se escabulló entre esos cerros; queda solo el aire como mi entrañable
compañía, su presencia la soporto por vital, leve y trasparente.
Aquí me
acurruco, me hago rosca entre piernas y brazos, sumerjo la cabeza en mis
rodillas y cierro los ojos para espantar la realidad, misma que se apaga al son
del trueno y del relámpago al llegar la tormenta de esta noche.
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