viernes, 18 de diciembre de 2015

EL SABOR DEL INFIERNO

EL  SABOR  DEL  INFIERNO

El aroma del infierno se percibía a leguas, el calor emergía del suelo, como si fuera una estufa encendida; luego nos dieron una probada servida en charolas de plata, reconocí el sabor intenso de aquellas flamas que zigzagueaban, se hacían enormes y luego tronaban.

Mefistófeles saltó de entre ellas con cruel sonrisa, sus dientes destellaban con mágico marfil y de su hocico saltaban chispas incandescentes.

Tragué saliva al ver como elevaba su trinche amenazante, al cabo de unos instantes su voz retumbó entre el acantilado, para enviarnos su bendición y su mensaje de bienvenida.

-He pactado con dios una tregua, malas interpretaciones han sido causa del conflicto que nos tuvo enemistados estos últimos milenios; ustedes no tienen por qué pagar nuestras desavenencias, de aquí en adelante serán bien recibidos todos, aún los más santos y puros:

Vírgenes, castos, beatos,  inocentes, renegados, blasfemos e irreverentes, las ovejas disgregadas del rebaño sagrado.
                   - Todos?- Preguntó un hortelano - !Sin excepción! -  podrán venir a disfrutar de nuestro calor- Dijo Mefistófeles -   Yo también?  -- !TODOS DIJE! - gritó endemoniado Mefistófeles, todos quedaron perplejos y lo siguen estando, hasta la fecha. 

   

   

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