martes, 27 de julio de 2021

EL LOCO

EL LOCO

A veces se resumía en sí mismo, por entero se metía en su locura, se entregaba por completo a ella, ahí estaba el depositario de todas sus extravagancias, sus desenfrenos, sus balandronadas, sus enfermedades mentales desencadenadas en un caos, ahí se regodeaba.

La realidad aparecía tan rápida que ni su reflejo podía ver, era inatrapable, como una sombra, inútil era tratar de sujetarla.

Se refugiaba en los sueños, en los ensueños, en las alucinaciones que imaginaba, apartado en algún alejado rincón, daba rienda suelta a su cerebro, el que arrancaba con lujuria inaudita en toda clase de obscenidades y perversiones, más propia de un monstruo mitológico que de un humano.

Se le iba en aberraciones, en pasiones con bestias irresistibles, en fetiches de paja y plástico, explorando cañadas submarinas, en vertiginosos acantilados, en inmundas pesadillas, en penínsulas fantasmales, en terremotos, en erupciones, en aludes y abismos ignotos.

Subía y bajaba del infierno al cielo sin pasar por algún purgatorio, se agasajaba creando suplicios espantosos y torturas indescriptibles, bajo los rayos indecentes de una luna muerta; al calor de esos vapores se estremecía berreando y dando alaridos al contemplar las espeluznantes violaciones de reinas y princesas que se hincaban bajo su fría mirada.

Lo amarraron, se lo llevaron a una crujía, desde la cual hasta el día de hoy no ha salido.   

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