VIVO ENTRE MUERTOS
Vivo entre
muertos, todos están callados, no hablan, no dicen nada, parecen idos; además
son ciegos, no pueden ver, tienen la vista apagada, no roncan a pesar de
dormir; no respiran, no resuellan, dejaron de bostezar para siempre; no gimen,
no sollozan, no lloran ni se lamentan; permanecen quietos, no se mueven, nada piensan,
nada imaginan, están fallecidos.
No sé qué
decirles, cómo tratarlos, ojalá no se sientan si pienso en ellos, tal vez hasta
se ofendan si me les quedo viendo; por eso, mejor disimulo y actúo como si no
existieran.
Siguen
tiesos, es que no oyen ni adivinan nada, están como ausentes, se vuelven muy
serios, les falta la vida, esa chispa divina, el misterio más sorprendente
incluyendo a la muerte; nada les duele, están helados, se enfriaron sin la
vida, la energía se agotó, no quedó nada.
Se les disipó
la energía, ellos solo son los restos, una estructura mágica que produjo vida;
tal como me disiparé el día de mañana o de ¿x? Por ahora no los entiendo, ahí
petrificados, a punto de desintegrarse; por eso me voy a vivir estos últimos
días entre los vivos, aunque tampoco los entienda.
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