martes, 4 de septiembre de 2018

SÍNTOMAS



SÍNTOMAS

Buscaba el síntoma, - ¿dónde lo encuentro?..- Se preguntaba- cómo lo logro – se decía –
No, no me importa qué sea lo que lo provoque ni qué cosa sea lo que lo  cause. ¡Quiero el síntoma!
¿Cuál? - le pregunté – a lo que me respondió de inmediato: - ¡la felicidad! Es todo lo que busco, no puedo tenerla ni disfrutarla, se me niega, me rehúye, me evade, se me escabulle.
El síntoma es el resultado, es lo real, lo valioso; - no quiero un efímero síntoma que sea solo un relámpago, quiero la felicidad definitiva, la permanente-.
Sentir tranquilidad en la mente, serenidad en el alma, armonía en el espíritu, para mí que soy el señor dueño de ellas y de este cuerpo; quiero reposar aquí dentro de esta piel, entre estas carnes, por estas venas, en estos órganos, bajo estos sistemas envuelto, con la sensación de sentirme satisfecho de existir en concordia con el universo y en armonía con el flujo de la vida.
-         ¿Cómo puedo lograrlo Doctor? – me preguntaba- no quiero esperar hasta que llegue la muerte para sentir la paz que exijo.  He probado con toda clase de drogas: estupefacientes, analgésicos, narcóticos, vinos y pócimas mágicas, pero sus efectos no me han convencido, siempre me dejan sediento de felicidad, en cambio he sufrido sus nefastas consecuencias colaterales.
-         Tengo hambre de felicidad, de placer, de sanar para siempre mi alma enferma.  Doctor, dígame ¿cómo le hago? Por favor…  


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