PARA SIEMPRE JAMÁS
Esperaba que en cualquier momento llegaría, no sabía si una
sola persona o un grupo, se lo llevarían para siempre a la tierra de nunca
jamás, eso era indudable.
Le intrigaba el tiempo, pensaba que no correspondía con exactitud
a algún programa, solo sabía que la hora estaba cada vez más próxima.
A veces les sentía llegar, era como un relinchar de equinos ¿serían
los jinetes del apocalipsis montando sus fantásticos corceles, serían ángeles y
arcángeles vistiendo sus impecables y blancas túnicas, sería un esqueleto con
su capucha blandiendo una hoz? Pero
alguien tendría que llegar a trastornar su existencia, a informar que todo
habría terminado para él, como lo sucedido a todos sus amigos, se ausentaría
también.
Parecía estar a la caza de los hipotéticos personajes, no
quería ser tomado por sorpresa, nunca estaba desprevenido; a veces los
adivinaba agazapados entre los matorrales, otras cuchicheando a sus espaldas o
aguantándolo entre los callejones.
Poco a poco sabía que lo cercaban, él se hacía el occiso, disimular
de poco le servía; huir, ocultarse o disfrazarse, no valía; le habían prometido
venir por él, durante aquel sueño infantil, cuando aún era muy temprano en su
largo recorrido por la vida, pero ahora ya era la fecha de cumplir el
juramento.
Era tarde para todo, la noche cubría de oscuridad, su negro
manto se extendió todo alrededor, él se fue como encantado a descansar en paz y
para siempre.
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